Otra de conflictos laborales

El otro día, cuando cruzaba la Alameda Cristina de camino al trabajo, vi una concentración de personas. Un asunto de conflictividad laboral, pensé, y no me equivocaba. Las mismas mujeres que charlaban minutos antes, se dirigieron. adivinen hacia dónde. A mí no me costó mucho, dada mi profesión. A la misma puerta del Ayuntamiento. Eran empleadas de Limasa, la concesionaria de limpieza de los colegios jerezanos. Iban a unirse a las de Sergesa (la concesionaria del servicio de ayuda a domicilio), que ya estaban allí (en la fachada del Consistorio, digo), y no sé si por el camino llegaron a encontrarse con algún cojetuso (los de los autobuses).

Ah, no, perdonen. Se me olvidaba que estos, tras un conato de huelga y otra de verdad, han decidido esperar a ver qué movimientos hace la empresa, y la semana que entra decidirán si emprenden protestas. La concesionaria, explicaba el comité, ha pedido un millón de euros de crédito para abonar las nóminas de su plantilla. Todo esto, en plena operación de venta del servicio a Linesur.

Cómo está la cosa, podrán pensar ustedes. Y sólo vamos por las concesionarias. Si nos vamos acercando más al corazón del Consistorio, nos encontramos con las empresas municipales: Jesytel, Jecomusa (Onda Jerez)... Sus plantillas también se concentraron porque no cobraron a tiempo. Antes, habían hecho lo propio los del área de Infraestructuras y en general medio Ayuntamiento.

En estas líneas sólo abordamos, de momento, un tema laboral más o menos cercano al Ayuntamiento. Digo más o menos, pero todo el mundo va a la puerta del mismo. Hasta parados que no tienen casi nada que ver y a los que Sánchez tiene que recordar que el Consistorio «no es una agencia de colocación». Pero para referirse a la conflictividad laboral en el ámbito privado, haría falta otro artículo.