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Un empleo para la esperanza
Siete de los diez jóvenes inmigrantes que atiende Hogar La Salle han conseguido un puesto de trabajo que los aleja de vivir en la calle
Actualizado: GuardarObba tiene 18 años y lleva tres meses en Jerez. Vivió en centros de menores hasta que cumplió la mayoría de edad. Desde entonces es uno de los diez jóvenes marroquíes ex tutelados por la Junta de Andalucía que Hogar La Salle atiende en sus instalaciones de la avenida Duque de Abrantes para minimizar en lo posible los efectos que conlleva vivir en la calle y no tener un medio de subsistencia. Una semana hace que Obba tiene un trabajo en Mármoles Jerez: «Me llevo muy bien con mis compañeros y estoy muy contento», asegura.
Gracias al programa de inserción sociolaboral que Hogar La Salle ha puesto en marcha, Obba y seis de sus compañeros han encontrado ya un puesto de trabajo, ya sea con contrato en prácticas –como es su caso– como con un contrato laboral. Dos trabajan ya en Mármoles Jerez, dos en Panisol, otros dos se van a incorporar a Gaditana de Frutas y uno más en Portaplast, una empresa dedicada a la fabricación e impresión de bolsas. «Nuestro trabajo está enfocado hacia los chicos y a la responsabilidad social de las empresas», explica el presidente de Hogar La Salle, Michel Bustillo.
Estos diez jóvenes de ente 18 y 23 años llegaron a España cuando eran menores de edad y de forma ilegal. Siendo apenas unos adolescentes se jugaron la vida a bordo de una patera en el Estrecho o cruzaron la frontera en los bajos de un camión. Sin familia en la ciudad, acuden cada día a Hogar La Salle –donde pueden estar de 8.00 a 20.00 horas y comer caliente– y duermen donde les dejan: a veces en el albergue y otras, la mayoría, en la calle. «Es un peligro que estén en la calle porque la delincuencia es una de sus vías de salida. Es un riesgo que corren ellos y también los ciudadanos de Jerez», asegura Bustillo.
Abiertos a todos
«Hay personas que creen que los inmigrantes quitan el trabajo a los españoles. Nuestro centro está abierto a todos los jerezanos pero los que más vienen a pedir ayuda son los inmigrantes», dijo Michel sobre los recelos que puede despertar, sobre todo, en tiempos de crisis, esta ayuda. «La gente debe acudir a los recursos que existen si los necesitan. A Hogar La Salle viene quien quiere», añade.
«Las empresas han hecho entrevistas a más jóvenes y han elegido a los que creen que son los mejores. Es el resultado del trabajo que hacemos en el hogar», continúa el responsable. El colectivo ejerce de mediador entre las empresas y los jóvenes: «Nos ocupamos de que den una buena respuesta porque el trabajo es fundamental para sentirse parte de la sociedad», asegura Bustillo.
Obba, entre otras cosas, se encarga de limpiar el mármol. De momento, estará de prácticas durante dos meses y confía en que se pueda prolongar: «A ver si después llega el contrato», dice.
Un ejemplo
La conocida Panisol es una de las empresas que está colaborando con La Salle. Dos chicos, Hamid y Mohamed, ya tienen un contrato de trabajo y se dedican a la línea de envasado de los productos. «Le hice una visita a Michel y fuimos concretando», explicó el responsable de Recursos Humanos de la empresa, José Puche. No es la primera vez que esta empresa se interesa por dar una oportunidad a personas en riesgo de exclusión social: «Somos un ejemplo de contratación de personas que han salido de prisión, ex drogadictos e inmigrantes. También priorizamos la contratación de mujeres, que por desgracia son un colectivo desfavorecido en lo laboral», detalló Puche.
Desde Gaditana de Frutas, Jesús García asegura que los dos chicos a los que han elegido para hacer prácticas «tocarán todas las tareas, desde la poda hasta la recolección e incluso queremos que hagan cursos de formación en productos fitosanitarios». La motivación es una de las mejores bazas de estos jóvenes que buscan un techo bajo el que dormir cada noche: «Los he visto con muchas ganas y nos gustaría que estuvieran con nosotros todo el año. Están más motivados que los de aquí y se ve que les hace mucha falta».
García tiene muy clara la importancia de que estos jóvenes tengan una oportunidad: «Si no se les ofrece, estarán en la calle». También influye la satisfacción personal de saber que con un gesto como éste, a dos chicos se les abre una puerta para la esperanza. «Esperemos que cunda el ejemplo», deseó.
Trabajo con menores
Además de este programa de inserción sociolaboral –en el que también participa el Centro de Acogida de Inmigrantes (CEAIN)– Hogar La Salle trabaja con adolescentes y jóvenes en otros aspectos. También acogen desde hace unos meses a chicos que tienen que prestar servicios en beneficios a la comunidad y son ya 25 los que han pasado por la avenida Duque de Abrantes.
Su labor les ha demostrado en estos dos años que en Jerez y sus alrededores no hay recursos suficientes, por ejemplo, para los menores que tienen que cumplir medidas socioeducativas impuestas por los jueces: «Tenemos a una chica que se ve obligada a desplazarse a Cádiz o a Algeciras, a costa de su familia, porque ni aquí ni en la Sierra hay centros para menores infractores. La jurisdicción de menores no se puede aplicar en Jerez», señaló Bustillo.
vmontero@lavozdigital.es