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Un punto fruto del aburrimiento

El empate logrado por el Xerez es lo único que se salva de un partido cargado de imprecisiones, lucha y trabajo defensivo

| ENVIADO ESPECIAL A VALLADOLID Actualizado: Guardar
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Poco fútbol, pocas ocasiones, poca intensidad, ningún gol -los xerecistas siguen sin marcar lejos de Chapín-, muchos minutos de aburrimiento y un punto para cada equipo dejó la tarde de ayer en el José Zorrilla, pues el estadio vallisoletano albergó uno de esos tostones futboleros que de vez en cuando deja la jornada de Primera División. Habrá quien le eche la culpa al viento del norte, habrá quien culpe al frío, pero lo cierto es que el partido fue malo -especialmente la primera parte- por la cantidad de errores que cometieron ambos equipos.

La conclusión positiva para Ziganda es que toma un pelín de aire, suma un punto y vuelve a escapar otra semana del último puesto de la tabla de clasificación. Además, el empate se engorda un poco más al comprobar que la jornada ha vuelto a beneficiar los intereses azulinos, pues incluso ha recortado un punto la distancia con el puesto decimoséptimo -el Racing de Santander, con siete puntos-.

A pesar del soporífero encuentro, la imagen del Deportivo no terminó de ser mala, sin pegada, pero al fin y al cabo se mantuvo una línea de continuidad respecto a lo visto en el derbi contra el Sevilla. A Ziganda le convenció lo que comprobó ante el equipo de Nervión y repitió planteamiento a pesar de la derrota contra los sevillistas. No mantuvo el once titular, pero las únicas variantes la aportaron los futbolistas cedidos por el Sevilla, que regresaron a la alineación y se mantuvo el 4-4-2. Carlos Calvo fue el sacrificado, por lo que durante la primera parte Orellana entró por la banda derecha y Armenteros por la izquierda -por cierto, Momo fue uno de los que se quedó fuera de la convocatoria y tuvo que ver el partido desde la fría grada del José Zorrilla-.

La primera parte, nefasta

La primera parte fue un horror. Cuarenta y cinco minutos de antifútbol, aburrimiento, imprecisiones y ausencia de ocasiones. Por no haber, no hubo ni amarilla, ni una mala patada. El único acercamiento serio, el único disparo a puerta de los dos equipos lo dejó Mario Bermejo en el último segundo de la primera parte. El cántabro dejó un bonito remate de chilena tras un suave pase bombeado de Orellana desde el pico del área, pero el disparo de Bermejo fue directo a las manos de Justo Villar, que detuvo sin ningún problema.

Todo lo anterior sobró, pues ninguno de los equipos dejó sobre el campo nada digno de la categoría. La falta de precisión y de combinaciones impidió que se desarrollara juego alguno a pesar de que la predisposición de los azulinos era similar a la ofrecida en el partido contra el Sevilla. El Valladolid se marchó al vestuario con cierta ventaja en cuanto a posesión y dominio, pero en ningún momento puso en peligro la virginidad de la portería que defendía Renan. Y es que los de Mendilibar desaparecían en el último cuarto de campo, no le pegaron a puerta en toda la primera parte y sólo contó con un par de aproximaciones que desmoronaron Casado -al despejar un balón que se paseó por el área chica sin que apareciera rematador alguno- y Francis -perfecto al cruce en un peligroso contragolpe de Nauzet-.

Ziganda ordenó apretar el calentamiento a Carlos Calvo durante el descanso y el madrileño saltó al campo con el inicio de la segunda parte. Orellana le dejó su banda derecha a Carlos para adelantarse hasta la punta de ataque junto a Bermejo -Maldonado fue el sacrificado-. Pero a pesar de la permuta, fue el Valladolid el que dio un paso al frente para comenzar a generar algo de fútbol. Primero, Nivaldo remató de cabeza cerca de la cepa del palo tras un saque de esquina, y luego, Diego Costa gozó de un mano a mano contra Renan, que ganó el meta xerecista a base de paciencia. Prieto salió mal a tapar al mismo tiempo que se producía un pase desde el centro del campo que dejó sólo a Casado tratando de defender a dos atacantes vallisoletanos. La peor de las noticias para el Xerez era que el cuero le había caído a Diego Costa -cargado de calidad-, pero su compatriota Renan le aguantó perfectamente y salvó enviando a córner.

El atrevimiento de los de Mendilibar desatascó el encuentro y los xerecistas trataron de aprovechar los espacios. Orellana era de los que más disfrutaba con esos metros y, de hecho, gozó de una clara oportunidad para adelantar al Deportivo, pues Casado le asistió para dejarle mano a mano con Justo Villar, pero al chileno se le fue largo el control y ni tan siquiera hizo temblar al portero del Valladolid.

Fue de las últimas bolas que tocó Fabián antes de que Antoñito ocupara su puesto sobre el prado. El primer contacto del sevillano con el cuero fue para asistir a Bermejo y colocar un balón dividido entre el punta del Xerez y el portero del Valladolid, que acabó ganando Justo Villar para ponerle punto y final a las llegadas del Xerez.

En la otra portería, Nauzet y Pelé probaron con un par de disparos cuando el partido ya buscaba su fin entre las expulsiones de los técnicos y la de un David Prieto que acabó antes de tiempo por un importante error del colegiado.