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Juanje (i) se vació en el interior izquierdo y fue de los más destacados en la faceta ofensiva. / ÓSCAR CHAMORRO
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Sin goles no hay paraíso

El San Fernando vuelve a acusar su falta de pegada y encaja su enésimo tropiezo en Sacramento ante un Balón ordenado

DANIEL ANELO
SAN FERNANDOActualizado:

Los que manejan los hilos del San Fernando pueden ir pensando en diversas estrategias para conseguir animar a la sufrida afición isleña. Una buena iniciativa es la de seguir dando continuidad a los viajes programados en los desplazamientos. Tampoco están mal las afamadas fiestas azulinas, las merendolas... Porque lo que parece claro este año es que ver ganar en Sacramento al equipo va a ser complicado, y disfrutar de buen fútbol, casi una utopía.

No hay que dejarse en el tintero, no obstante, muchas cosas positivas. Por ejemplo, que el San Fernando funciona cada vez más como un bloque, que ataca con algo más de cabeza y que, al menos de momento, ya no le dan esas pájaras que lo sacaban de los partidos, como ocurrió ante el Xerez B o el Cortegana.

Pero un equipo que proclama a bombo y platillo que su objetivo es el ascenso no puede dejar escapar la enorme cantidad de puntos que han volado en su feudo. No puede consentir que cada partido en casa, más que un punto a favor, sea un problema y que el rival más pintado le haga un siete con apenas dos pinceladas.

Porque el Balón de Cádiz ayer mostró orden y disciplina, pero poco más, y a punto estuvo de llevarse la victoria. Cierto es que fue este San Fernando en construcción desde la llegada al banquillo de Sánchez Franzón el que manejó el control del partido y las ocasiones. Que Sotelo firmó una de sus mejores actuaciones desde que retornó a la casa azulina, que se vio criterio en el centro del campo y que la defensa estuvo más contundente. También hay que tener en cuenta que una de las principales referencias ofensivas, Puli, vio el partido desde la grada.

Pero el golpe de timón que se dio al cambiar el cuerpo técnico parece que no es suficiente y la plantilla necesita urgentemente varios refuerzos importantes.

Protagonismo en el banco

Una nota de color, al margen de lo que fue el partido en sí y de sus consecuencias (los isleños pierden a Castillo para ir a Gibraleón y los gaditanos, a Caballero), fue el duelo en los banquillos entre Sánchez Franzón, que dirigió a Varela en el Cádiz en Segunda B, y el ahora técnico del Balón. Su ayudante, Queco, también cuenta con un dilatado pasado cañaílla.