'La puerta al infierno' de Robert Longo comparte espacio con la obra de Ruiz Luna. / S. M.
EXPOSICIÓN

Modernidad y tradición se baten en duelo

El Museo de Cádiz enfrenta a lo más granado del arte contemporáneo con piezas arqueológicas y pinturas barrocas de Murillo o Zurbarán

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El visitante cruza apresuradamente la Plaza Mina salvando obstáculos a su paso: niños que juegan a la pelota, padres que conversan cerveza en mano y palomas que acechan las miles de migas de pan que se reparten por el suelo mojado. Sube la escalinata de entrada y comienza la regresión al pasado, pero el museo muestra una cara diferente. Algo ha cambiado. Varias líneas formadas por hileras de fragmentos cerámicos de colores atraviesan el techo de la estancia y comparten espacio con el legado prehistórico que los primeros pobladores dejaron en la zona. Utensilios de metal, ánforas y vasijas que lucen tras las mamparas de cristal, el legado de los ancestros.

En la segunda sala, el impacto es mayor. Detrás de los sarcófagos fenicios se sitúa estratégicamente un cuadro formado por caracteres indescifrables, donde domina un intenso tono purpúreo. La cosa no queda ahí. En la pared de la estancia dedicada a la Antigua Roma se suceden varios bustos imperiales. Uno de ellos desentona. La etiqueta reza Dogman y muestra la cabeza de un hombre con la frente cosida. ¿Una broma de mal gusto? En todas las estancias se produce el mismo anacronismo. Piezas arqueológicas y pinturas barrocas se mezclan con estridencias coloristas, cuadros abstractos y lenguajes vanguardistas.

Una simpática joven que ejerce de guía resuelve el misterio: «Es una exposición que mezcla las obras de creadores contemporáneos con las piezas que conforman los fondos del museo».

Costus dialoga con Murillo

Esta innovadora propuesta expositiva abrió sus puertas ayer en el Museo de Cádiz con motivo de la celebración de las Jornadas Europeas de Patrimonio. Su responsable, el coordinador del Gabinete Pedagógico de Bellas Artes, Miguel Ángel Valencia ofrece algunas claves sobre los criterios seguidos a la hora de ubicar las piezas.

En la sala dedicada al Barroco el efecto es enorme. Una pintura de gran formato del gaditano Guillermo Pérez Villalta, Los frutos, ejerce de invitado de honor junto a los frailes de Zurbarán, concebidos para la Cartuja de Jerez. «Guillermo hace su propia representación de la divinidad y nos muestra a un devoto que acude a hacerle una ofrenda», explica Valencia, una pieza que también emana devoción y misticismo, al igual que las del amigo de Velázquez.

«En el caso de Costus teníamos muy claro que tenían que dialogar con Murillo», apunta el responsable de la muestra, «sobre todo teniendo en cuenta que Enrique Naya solía ir a contemplar la Inmaculada al Oratorio San Felipe Neri». Así, dos cuadros de los máximos referentes del pop art español completan el interesante conjunto pictórico del Retablo de Santa Catalina. Ángeles coloristas y barroquismos que se fusionan a la perfección con los que representa el genio del Siglo de Oro.

Junto a Costus, una veintena de artistas (once de ellos gaditanos) configuran esta arriesgada exposición, organizada gracias a la aportación de los fondos de la colección de la Diputación de Cádiz. Vendaval, MP&MP Rosado, Lita Mora, Hernán Cortés, Luis Quintero, Rosa Muñoz y Pierre Gonnord, entre otros, son los creadores contemporáneos que se baten en un duelo artístico con las piezas clásicas que alberga la pinacoteca provincial. Hasta el 29 de noviembre estará abierta esta atípica muestra, que contará con las explicaciones de guías museísticos que acercarán a los visitantes distintos aspectos de las obras expuestas, de sus autores, así como del contexto histórico-artístico en el que se enmarcan.

Otra de las curiosidades se ubica en la sala de pintura barroca europea. En la pared del fondo se exponen juntos dos conceptos distintos de bodegón. Por un lado, el de William Heda, «que estuvo en la exposición Andalucía Barroca en Santa Cruz», y por otro, la «caja de artilugios de pintura de Adriá Pina». Dos interpretaciones diferentes de los objetos y dos maneras distintas de acercarse a ellos.

alenador@lavozdigital.es