![](/cadiz/noticias/200911/07/Media/circo--300x180.jpg?uuid=10c31404-cb77-11de-989e-ef23d8258a93)
El 'híper' del circo está en Puerto Real
Jesús Ángel García ha sido de todo en la pista: desde malabarista a payaso. Su experiencia le ha llevado a montar una de las tres tiendas exclusivas de material circense que hay en España
PUERTO REAL Actualizado: GuardarEra raro que naciendo en El Aaiún (todavía era el Sahara español), Jesús no se contagiara del espíritu nómada de la gente del desierto. El mismo de la gente del circo. Hoy aquí, mañana allá, pasado. no se sabe. Ese espíritu fugaz, fuguilla que diríamos por aquí, él lo lleva a gala.
Apasionado defensor de todo lo que rodea al mundo del circo, Jesús Ángel García se vino «al poco pacá», dice. Desde entonces se ha recorrido todos los rincones de Europa. Hace poco estuvo actuando en Lille, en Francia.
Ya son más de veinte años ligado a esta verdadera forma de entender la vida, aunque todavía recuerda cómo empezó: «A mí esto me viene de casualidad, viendo a gente haciéndolo, tenía amigachos por aquí en Puerto Real, y le cogí el gustito». A partir de ahí fue «empapándose» en libros, cursos, talleres y encuentros, para aprender sobre los malabares, las bolas de equilibrio o los zancos.
Su trayectoria está más vinculada al asfalto o las tablas que a la carpa: «Yo soy más de calle y de teatro; aunque haya trabajado en circos como el Cardenal, me gusta más que el público esté más cercano». Lo transmite.
Durante un tiempo estuvo trabajando en una tienda que El Elefante Blanco, una de las pocas dedicadas al circo en España, mantenía abierta en Tenerife, pero que terminó cerrando. Allí lo mismo preparaba decoraciones de fantasía para una caja que quería celebrar el aniversario de Mickey Mouse que actuaba como porteador en un espectáculo de equilibrio que giraba por los hoteles.
A día de hoy, en España apenas hay tres tiendas que se dediquen a los productos de circo en España: El Elefante Blanco en Madrid, otra en Barcelona y Ozú en Puerto Real. Ozú es Jesús, y Jesús es Jesús Ángel García.
«Sobrevivimos»
Cuando se le pregunta sobre si el circo puede ser una salida laboral, contesta rotundo: «Nosotros sobrevivimos gracias a la tienda». En lo que más «salida» tiene, no hay dudas: los diábolos. «Se venden al año 1.000 sólo en la tienda, sobre todo para los niños». Una cifra tan impresionante tiene su explicación en boca de Jesús: «Ya lo han metido los profesores de Educación Física obligatoriamente». «Por culpa de la consola, hoy los niños no tienen psicomotricidad ni coordinación», se queja.
En Ozú también se pueden ver mazas, cuchillos, o incluso vasos para cocteleros que gustan de hacer malabares mientras trabajan. Tampoco faltan los monociclos con sus correspondientes recambios, los sables para faquires, los productos de pirotecnia o los accesorios de animación.
Lo mismo suministran a circos que a artistas independientes, colegios, tiendas o a centros que dan cursos especializados. La mayoría de los fabricantes son de fuera de España, lo que trae inconvenientes: «A veces tardan mucho en llegar, y no es raro que nos estemos pidiendo favores entre tiendas».
Todas las «herramientas de trabajo» están metidas (física o virtualmente, gracias a la web) en esta tienda, entre cuyos productos Jesús destaca como algo prácticamente exclusivo sus «abanicos de fuego». El mundo de la magia es de los pocos que no «tocan».
Jesús ha desarrollado talleres en Chiclana o Puerto Real, por donde ha desplegado sus cursos de iniciación al circo. Enseña «asignaturas» como los malabares, el cable de equilibrio, los monociclos, los zancos, el control del equilibrio con objetos en la nariz y la barbilla o la globoflexia.
Trabajo de calle
En la actualidad trata de impulsar el desarrollo de la Asociación Andaluza de Circo, en la que toma parte gente de prácticamente todas las provincias de la región. «La idea es dignificar al circo, que está muy mal visto». En sus primeros pasos están encontrando respaldo en iniciativas similares con mayor experiencia: «Estamos muy apoyados por la asociación de Barcelona, que nos lleva muchos años ganados».
En su seno se acogen también los artistas de calle, además de aquellos que trabajan bajo una carpa. Aunque Jesús quiere matizar algunos aspectos sobre lo que «trabajar en la calle» es realmente: «Circo no es el que está en la calle tirao, hay que diferenciar que ni eso es circo ni ese es un artista».
A la contra, Jesús deja una declaración de intenciones: «Esto sí es circo, los malabares, el clown, la globoflexia, pero sobre todo, un respeto al público y al propio artista». Ese cuidado entiende que debe demostrarse en todos los aspectos: el maquillaje, el vestuario... y el trabajo propiamente dicho. Un trabajo arduo y concienzudo, pero verdaderamente gratificante.