El campeón de Europa mide los progresos madridistas

Real Madrid y Panathinaikos pondrán sobre la pista del Palacio de Vistalegre sus trece títulos de la máxima competición europea (ocho el Madrid y cinco los griegos), en un enfrentamiento que sólo servirá para medir la progresión de los jugadores de Ettore Messina.

Un Real Madrid-Panathinaikos suena a baloncesto de altos vuelos, a competición, a títulos y a finales. Pero el partido de hoy será un brindis al sol de dos de los equipos favoritos a estar en la Final entre cuatro de París, sin más trascendencia que ver su estado actual de forma. El sistema de competición de la Euroliga, sobre todo en la fase de grupos, con seis equipos cada uno en los que se clasifican cuatro sin que valgan los resultados obtenidos, hacen que esta fase sea vana y fútil para los equipos poderosos, que se van a clasificar por mal que lo hagan.

Pese a todo, será un partido atractivo, por la presencia de dos de los clubes más laureados del continente y por el duelo de banquillos entre Ettore Messina y Zeljko Obradovic. Messina ha ganado la Euroliga en cuatro ocasiones. Dos en su etapa en Bolonia (1998 y 2001) y dos en Moscú (2006 y 2008), mientras que Obradovic lo ha hecho en siete ocasiones: Partizán (1992), Joventut (1994), Real Madrid (1995) y Panathinaikos (2000, 2002, 2007 y 2009).

El Real Madrid seguirá con las bajas de Felipe Reyes y Tomas Van den Spiegel, mientras que el Panathinaikos llegará sin Batiste, Tsartsaris y Jasikevicius, también lesionados. La presencia de Antonis Fotsis, ex jugador del Real Madrid, y de jugadores de la calidad de Dimitris Diamantidis, Vassilis Spanoulis, hacen que el partido sea más que atractivo y que sea un buen test para medir los progresos de los madridistas.