Alba Baldomero, en la habitación que comparte con su hija. / MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

«Sin el apoyo de mis padres no hubiera seguido adelante»

Reconoce que tenía toda la información a su alcance, aun así, Alba Baldomero se quedó embarazada a los 15 años

CÁDIZ Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como ya empieza a refrescar Alba Baldomero saca la ropa de invierno para su pequeña Sara aprovechando que le toca pasar la tarde con el padre. Tiene dos años y medio y no para de crecer. Cuenta su madre que ha empezado a hablar y ya se pone seria cuando no se hace entender. Entre ambas apenas median 15 años, los mismos a los que la dio a luz y es ahora cuando realmente ha tomado conciencia de lo que supone tener una hija.

Ante todo, Alba se muestra segura: «no me he arrepentido nunca de haberla tenido», pero sí reconoce todas las dificultades que supuso aquel embarazo que empezó por un «exceso de confianza». Llevaba diez meses con su novio y mantuvieron relaciones de riesgo. «Supe que me había quedado en estado cuando tuve el primer retraso, lo difícil era contárselo a mis padres», recuerda ahora.

La noticia cayó como una bomba en casa. Por entonces Alba cuidaba a veces de su hermano pequeño y estudiaba en el instituto. Admite que el aborto se le pasó por la cabeza, pero luego se echó atrás. En esa decisión, que no compartía con su pareja, tuvo mucho que ver la familia y asegura que sin el apoyo de sus padres no hubiera seguido adelante.

«Yo no puedo decir que no tuviera información. Estaba ahí, pero me confié demasiado y fue lo peor que pude hacer», reconoce. Cuenta también que los problemas empiezan desde el principio. «Ya la barriga fue un trauma porque en el instituto llevaba uniforme y no quería estar en clase cuando comenzara a notarse». Para la joven era difícil quedarse en casa mientras sus amigas iban a la playa o salían de marcha. La relación con su pareja también fue complicada hasta que nació Sara. «No sabía que al final me iba a apoyar, pero una vez que la tuve se me empezaron a aclarar las dudas».

En ese tiempo tuvo que abandonar los estudios y ni siquiera finalizó la Secundaria. Poco después superó la prueba e inició un módulo de FP mientras su madre cuidaba de la niña, continuar con los estudios era complicado. «Tengo ese apoyo y sé que lo tendré siempre, pero es difícil conseguir un trabajo cuando tienes una niña pequeña, no me puedo plantear salir de Cádiz ni aceptar cualquier horario», asegura ahora mientras busca un empleo.