TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

Porcelana china del socialismo jerezano

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El PSOE parece dispuesto a perder el Ayuntamiento de Jerez. Y el Partido Popular, desde luego, no hará nada por impedirlo. Ni algunos otros invitados al baile de las próximas municipales, desde el PSA del ex alcalde Pedro Pacheco a Unión Pueblo y Democracia que alerta en su blog con un apocalíptico estallido social en la ciudad ante la situación de paro y por el hecho de que supuestamente no se contraten trabajadores locales para las obras de las casitas bajas.

Nadie sabría decir si el macutazo sobre la creación de un partido independiente por parte de la alcaldesa Pilar Sánchez procede del interior de su propia formación o de sus opositores, pero cabría preguntarse qué ha ocurrido en la Casa del Pueblo para que, en menos de un año, el partido ya no sea aquella piña que la escogió como secretaria general con un 86% de los sufragios de la mitad de la militancia cuando cuatro años antes apenas hubo 13 votos de diferencia con la candidatura de Paco Benavent. La disidencia veraniega dentro del grupo municipal se ha aliviado pero sigue latente: una rara cohabitación en la que los ediles levantiscos que hicieron pública sus diferencias con ella el pasado verano, exigen respeto para con su gestión por parte del sanedrín municipal.

Ante la información aparecida el pasado domingo en ABC, sobre su pretendida intención de independizarse, la alcaldesa negó la mayor y aseguró que dicha línea argumental carecía de fundamento y era «incompatible con el más elemental respeto a la realidad». Aunque quizá ella misma hubiera alentado semejante especie con unas declaraciones a Localia en las que aseguraba lo siguiente: «Todo el mundo sabe una cosa de mí en esta ciudad, que por encima de las siglas, del partido y de todo está Jerez. Soy una militante disciplinada de mi partido y lo respeto mucho. Pero es el mismo respeto que pido de mi partido a mi ciudad y a esta alcaldesa».

Hay un clima enrarecido que nadie sabe a ciencia cierta si atribuir a la polémica sobre los sueldos municipales de los altos cargos, que la primer edil se ha comprometido a podar en un 10%, o a las comparaciones odiosas con la capital gaditana por aquello de la consecuención de fondos estatales en vísperas del Bicentenario de 2012. A Pilar Sánchez se le intenta minusvalorar una gestión que, a pesar de la crisis económica, ha llevado a conseguir 17 millones de euros para la célebre Ciudad del Flamenco que hasta ahora venía siendo un solar, o proyectos ya en marcha como la instalación de Ikea, Parques 21, el Polo Aeronáutico y el Parque Tecnológico Agroalimentario.

Esta vez, el secretario provincial del PSOE de Cádiz, Francisco González Cabaña, fue rápido al tildar de «pamplina» y «ruido» los rumores, en vez de esperar que estos crecieran en demasía. Sin embargo, como cada cual tiene su corazoncito, el suyo parece estar más próximo a los opositores que a la presidenta de la Corporación Local.

Con su imagen en horas bajas, ni a Pilar Sánchez ni al PSOE beneficia el hecho de que los socialistas sigan postergando la proclamación de sus candidatos a las elecciones municipales, sobre todo si los populares ya se han pronunciado al respecto en todas las capitales andaluzas, incluyendo en el lote al Jerez de María José García Pelayo.

¿Por qué empeñarse en retrasar dichos nombramientos hasta mediados del año próximo y perder un tiempo precioso de cara a la precampaña de unos comicios locales que van a ser de infarto? La única explicación posible sería la de intentar evitar que estallara la caja de los truenos entre quienes no vayan a llevar el maillot amarillo en las candidaturas socialistas. Tampoco ayuda a apaciguar las aguas internas el supuesto disenso, a escala autonómica, entre el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y el vicesecretario general del PSOE, Luis Pizarro. Todo el mundo habla de ello pero tampoco nadie pondría la mano en el fuego sobre si se trata o no de un simple barrunto mediático. Sean ciertos los rumores o sean incompatibles con el más elemental respeto a la realidad, sería un suicidio si los socialistas persistieran en ello. Y máxime si, de existir, se contagiara a los diferentes términos municipales. ¿Alguien imagina, por ejemplo, que Pilar Sánchez se afiliara a un hipotético griñanismo mientras González Cabaña levantara la bandera del pizarrismo? No sólo sería ridículo sino peligroso que ese tipo de escisiones tomaran cuerpo en una formación política que necesita cerrar filas si no quieren unirse de nuevo en la derrota.

Y la prueba de que el PSOE sigue siendo como Dios, uno y trino, estriba en que tanto la alcaldesa de Jerez como una de sus previsibles alternativas, la diputada Mamen Sánchez, tienen línea directa con La Moncloa. Por ahora, sigue en un silencio budista Antonio Fernández, el consejero de Empleo de la Junta, cuyos partidarios se negaron a incorporarse al equipo de Pilar Sánchez en el partido pero, a menos que disimulen, no se han convertido en mencheviques ni andan fragmentando abiertamente la frágil porcelana china del socialismo jerezano.