Pensiones a fin de mes
Actualizado: GuardarLes describo una situación real, de esas de las que no se enteran muchos políticos, que se empeñan en decir que queda poco para salir de la crisis, quizás porque ellos apenas la notan. Me sitúo este viernes 30 de octubre, vísperas de un puente largo, para uno el de los Tosantos, para otros el de los Difuntos, por lo negro que se ve todo. Bueno, vuelvo al viernes 30, a primera hora de la mañana. Diviso a lo lejos una cola espectacular. En principio pienso en que han cambiado de lugar el casting de la película que van a rodar en Cádiz, o bien que «regalan algo», como sugiere uno de los pasajeros del autobús del que me bajo. Me acerco al banco y compruebo que la cola sale de allí. ¿Regalarán dinero?..., ja, ja, por soñar que no quede. Pero no, las caras de las decenas de personas mayores que aguardan la cola delatan que algo va mal. El cajero –el de carne y hueso– advierte desde el mostrador que la Seguridad Social no ingresa las pensiones hasta el último día de mes y que como coincide en sábado 31 –víspera de festivo, insisto– tienen todos que volver mañana a hacer la misma cola, eso sí, antes de las doce, que el banco cierra y ya no podrán cobrar hasta el martes. Hay otra opción: sacar un anticipo por el cajero con su correspondiente cobro de comisión, que el banco no perdona... Pepa, una señora mayor que llevaba tiempo haciendo cola apoyada en su carro de la compra para aliviar el dolor de sus piernas, hinchadas como botas, saca su cartilla del monedero y pregunta a un señor que había a su lado si con ella puede obtener dinero del cajero (del automático). «¿Tiene usted pin?», le responde el caballero, y la buena señora se echa a llorar. «¿Eso qué es hijo?, yo siempre traigo mi cartilla, no sé manejar la tarjeta esa, lo único que quiero es mi dinero, mi pensión, sólo cobro 390 euros y tengo que comprar comida para ayudar a mi hijo». «Pues lo siento señora –le responde de nuevo el caballero– sólo tiene que esperar un día más, hasta mañana y hacer de nuevo la cola». La mujer metió su cartilla en el monedero y el monedero en el carro vacío, aquél que pensaba llenar para su hijo y sus nietos, desesperados porque el paro no da para mucho y desde el día 20 hay que hacer juegos malabares para comer. Pero de esto el Gobierno ni se entera, es incapaz de dar orden a la Seguridad Social para que las pensiones, como antes, se ingresen a partir del día 25 de cada mes y así evitar la agonía de muchas personas mayores que sobreviven con una mínima pensión y para las que llegar al día 30 no es lo mismo que llegar al 31. Es un día más de lágrimas y desesperación que personas como Pepa no se merecen. Ya me gustaría a mí saber qué día le ingresan el sueldo a Zapatero y sus ministros. Ahí también quiero igualdad. ¿Eso existe?
Una época difícil de olvidar
¡Lo que uno puede aprender de sus mayores!, y de la capacidad que tienen muchos de ellos para, llegada su edad de jubilación, volver a empezar, volver a aprender, volver a vivir más intensamente lo ya vivido. José Ayora Alonso es una de esas personas entrañables, de las que no pasan desapercibidas y dejan huella. Este capitán de la Marina Mercante, ya retirado, ha querido ir a más y dejar como testimonio para sus hijos y amigos un libro sobre sus experiencias en el mar, la mar que decía Alberti. Pepe, que ha tenido cinco hijos y ha plantado ocho árboles, debía escribir un libro para él y los suyos. Y así lo ha hecho en «Una época difícil de olvidar», donde relata con todo lujo de detalles su experiencia en el mar, los puertos que visitó y la gente que conoció. Para ello ha aprendido a manejar el ordenador e Internet como un chiquillo y a sus 73 años así está. Este libro hace pensar que, detrás de cada persona, siempre hay una gran historia y, la de este marino mercante merece la pena.