Gloria y desastre

Coincide en el tiempo el descalabro copero de la segunda galaxia de Florentino con la aparición de una colección de dvds que repasa las noches europeas más inolvidables del madridismo. Contraste puro y duro; pasado y presente; gloria y desastre de una entidad empeñada en desquiciar a su masa social con un curso intensivo de cómo no se deben hacer las cosas para recuperar un prestigio que, más que perdido, resulta inexistente a estas alturas del ejercicio. Pero tal es el magnetismo social de este club, que todo lo que le rodea comienza a dar también síntomas inequívocos de zozobra. Los panfletos deportivos madrileños ya no saben a qué atenerse. Un día te sirven la cabeza del técnico en bandeja de plata y al otro te salen con el celestial CR9 jurando que todavía están a tiempo de ganar todos los títulos. Esa perentoria necesidad que hay en Madrid por no perderle la pista al Barcelona -lo que provoca una interminable carcajada en la Ciudad Condal- genera una atmósfera de ansiedad que ya ha quedado reflejada en la Liga (Sevilla), Champions (Milán) y Copa (Alcorcón). El camino se encuentra minado de espinas y las jornadas de vino y rosas que acompañaron a las presentaciones tan horteras de Cristiano, Kaká y Benzema suenan a un lejano pasado plagado de intenciones incumplidas. Lo chabacano se ha instalado en el Bernabéu y todos sus alrededores para desgracia de un tipo tan serio y educado como Florentino. ¿Y el resto de protagonistas? Valdano, a lo suyo, hablando mucho sin decir nada; Pardeza, pensando que estaría mejor en Zaragoza; Pellegrini, que ya sabe dónde se ha metido; Zidane, sonrojándose desde su palco y Guti, que viene a poner la guinda en este inconsistente merengue. Todo será cuestión de asimilar que esta plantilla, a día de hoy, se resbala tanto sobre la nieve, estrenando flamantes juguetes, como sobre el césped ante un Segunda B.