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La calidad sevillista rompe el orden azulino

Al fin el Xerez se mostró como un serio equipo de Primera al que sólo le falta algo de definición y fortuna de cara a puerta

JEREZ Actualizado: Guardar
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Los tres puntos volaron otra vez de Chapín. Quizás esta vez no dolió tanto, quizás porque que se los llevara el hermano mayor, quizás porque la imagen dejada por el Xerez fue mucho mejor que la de semanas atrás, quizás se compensó con orden, equilibrio y fuerza, pero al término de los noventa minutos se repitió la historia. La victoria no se celebró en Jerez.

La calidad sevillista rompió un encuentro igualado y declinó la balanza hacia la capital hispalense, a pesar de que Xerez y Sevilla libraron una batalla igualada, muy física y con pocas ocasiones. Los de Jiménez sólo fueron mejores en la definición y en la pegada, gracias al brillo que desprenden alguno de los mejores delanteros del mundo. Negredo -tremendo tanto el logrado ayer en Chapín- ha dado un paso al frente y durante esta pretemporada dejó de ser una promesa para ser uno de los delanteros que se peleará con Villa y Torres por un puesto en el once de gala del combinado nacional. A Luis Fabiano ni mucho menos hay que descubrirlo. El mundo entero ya sabe que O Fabuloso, el punta de la canarinha, se está haciendo grande a base de goles en Nervión. Ante eso, poco pudo hacer Ziganda y sus hombres, por lo que el único consuelo, la única conclusión positiva del encuentro, es que, manteniendo el ritmo y la intensidad de juego ofrecida ayer, el Xerez Deportivo podrá pelear por lograr la permanencia.

Y tendrá capacidad para hacerlo porque, tras varias semanas de desconcierto y pérdida de identidad, el equipo de Ziganda saltó a Chapín con las ideas bien claras. El navarro logró ordenar a sus jugadores y que el Deportivo tuviera un perfil de equipo serio de Primera División. Las florituras se dejaron de lado y la fuerza e incesante presión de la dupla Bergantiños-Keita lograba atascar el juego del Sevilla. El Xerez cerró el grifo por las bandas y el Sevilla se quedó sin alas. Los de Jiménez se hicieron con el control del partido y la posesión del esférico desde el primer minuto, pero este dominio ni mucho menos se traducía en ocasiones de gol. De hecho, los minutos pasaban y el Xerez no sufría, no hacía triangulaciones y a los azulinos se les veía defender con suficiencia gracias a las ayudas. Carlos Calvo y Orellana tapaban bien la salida por banda y al mínimo resquicio de penetración sevillista respondían contundentemente Francis y Casado.

Oficio defensivo

El sacrificio en defensa no permitía demasiadas alegrías en ataque, pero Bermejo y Maldonado fijaban bien a los centrales. El venezolano se movió rápido, no paró de desmarcarse e incluso tuvo la mejor ocasión de los azulinos durante la primera mitad. La jugada llegó tras el rechace de un saque de esquina que Bergantiños volvió a colgar, con mucha rosca, al corazón del área chica. Allí apareció Giancarlo, pero no tuvo precisión para empujarla al fondo de la portería a pesar de estar libre de marca. Su cabezazo estuvo mal dirigido y casi lo empuja Leandro, que entraba pegado al palo.

El Sevilla no era capaz de sacar frutos a su dominio porque el paso de los minutos no servía para desatascar las bandas, y por el centro Bergantiños y Keita seguían complicándole la vida a los delanteros. Además, Leandro y Aythami se impusieron en el juego aéreo hasta que un despeje desde la defensa sevillista les pilló descolocados. La asistencia, un auténtico globo, le calló a Negredo y el vallecano dejó una espectacular muestra de malabarismo para acabar superando a Renan. A Álvaro le bastó con que Leandro le quitara el ojo de encima para superar a Aythami con un suave gorro y batir por alto a Renan de cabeza antes de que el esférico volviera a tierra. Espectacular.

El tanto, repleto de calidad, hizo daño por lo inesperado y porque llegaba al borde del descanso. Es cierto que los de Jiménez dominaban, que terminaron la primera parte con casi un setenta por ciento de posesión, pero muy pocas veces ofrecieron sensaciones de peligro real más que en el gol de Negredo.

Por ello, esta vez no se le puede recriminar al Deportivo que tirara la primera parte, ni que bajara los brazos, pues comenzó la segunda mitad buscando claramente el gol -aunque sin descaro, porque el empate no hubiera sido malo-.

Renan sufrió un pequeño susto a tiro de Negredo. El brasileño tuvo que rectificar sobre la marcha, pues el disparo cambió de trayectoria tras pegar en Keita. Pero tras la ocasión sevillista el partido se trasladó al área que defendía Javi Varas, donde Viqueira -que había salido en lugar de Keita-, con su magia, y Orellana, con sus electricidad, creaban juego que nadie remataba. Francis le pegó desde la frontal, pero el esférico no llegó a puerta ya que pegó en uno de los defensas. Y la ocasión más clara nació de una falta lateral sacada por Viqueira e impecable remate de cabeza de Leandro. El argentino impactó de frente y con potencia con el esférico, pero sólo falló la dirección pues llegó franco hacia un Javi Varas que respondió bien con las manos abajo. De ese tanto, con el que pudo llegar el empate, se pasó a la sentencia del Sevilla. Navas, totalmente anulado durante casi todo el encuentro, apareció en el pico del área para asistir en profundidad a Luis Fabiano. Cuando parecía que el punta brasileño ya no tenía ángulo para superar a su compatriota Renan Brito, cargó la pierna y cruzó perfectamente la bola para que entrara por el segundo palo de la pueta xerecista y se acabara la ilusión de un Xerez que, al menos ahora, parece haber encontrado un estilo, un sistema y un once fijo.