«Mi madre es el mar donde yo navego»
«Mis dos nuevas cuñadas, Cecilia Gómez y Eva González, son dignas de mis hermanos», opina el hijo menor de Carmen Ordóñez
Actualizado: GuardarYa de niño parecía muy sensato y ahora, oyéndole hablar, nadie diría que tiene sólo 23 años. «Eso es porque he llevado una vida de perro, y en mí cada año vale por siete -bromea Julián Contreras-. Quiero decir que he tenido una vida muy intensa, he vivido mucho en muy poco tiempo». El hijo del cantante Julián Contreras y de la difunta Carmen Ordóñez sorprende no sólo por su habitual madurez, sino ahora también con una primera novela. Se titula
La pluma de la verdad
y es un libro de aventuras.
-¿Escritor? ¿No quería ser actor?
-Quería y quiero. Pero no seré yo el que me autolimite. Me encanta afrontar nuevos retos y emprender nuevos caminos. Éste es uno más y estoy encantado de recorrerlo. Además, no soy amigo de las etiquetas.
-Su padre escribe letras de canciones. ¿De ahí le viene la afición?
-Provengo de una familia muy leída. Mi abuelo paterno era un gran profesor, condecorado con la medalla de Alfonso X el Sabio. Él ha sido el profesor más conocido de Lepe. Ha enseñado a todo el pueblo.
-Lepe...
-Sí, sí. Mi padre también es de allí.
-Supongo que detesta los chistes.
-Qué va, me parecen muy merecidos, porque los leperos tienen muchísimo sentido del humor y saben reírse de sí mismos, que es fundamental.
-Su anterior libro, Querida Mamá, no era exactamente literatura...
-Fue sobre todo una purga, pero me sirvió para demostrarme a mí mismo que tenía capacidad de creación y de continuación en un trabajo tan difícil como éste.
-¿Seguro que éste no se lo ha escrito un negro?
-Uno no, trescientos... Los 300 valientes espartanos que lucharon en las Termópilas. Mire, la imaginación de la gente es infinita. En el fondo, me agrada que me otorguen un talento por encima de mis posibilidades. Pero lo cierto es que lo he escrito yo. Me ha llevado unos nueve meses. A la editorial le entregué la obra terminada, de principio a fin, en mano.
-¿Tiene mensaje su libro?
-Viene a decir que en los tiempos que corren cualquier persona que haga las cosas con un mínimo de lealtad y honradez ya es un héroe. Lo que seduce del Cayman, mi personaje, es que, pese a ser un ladrón, tiene un sentido de la lealtad, del honor y del respeto muy grande. El trasfondo para mí es muy profundo. Hablo de la segunda oportunidad que merece todo ser humano. Uno no puede ser juzgado eternamente por su pasado.
-¿Lo dice por su madre?
-No, lo digo en general, porque en los tiempos que corren prejuzgamos demasiado a los demás. Parece como si nos hubiéramos subido todos a una atalaya moral desde la que juzgamos a los otros.
-¿Se ha sentido usted prejuzgado?
-Como todos. Ni más ni menos. Y conste que no estoy en contra de las críticas. Pero sí del ensañamiento y de la destrucción.
-Me pregunto qué dirá su padre...
-Mi padre está encantado con la dedicatoria. ¿No ve que él es el abuelo de Bobby? Mi padre es uno de los pilares fundamentales de mi vida, la luz del faro que me guía.
-Su padre es su faro. ¿Y su madre?
-Es el mar donde yo navego.