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MUNDO

La Policía china rescata a 2.000 niños de una red de tráfico sexual

Es improbable que sean reclamados por sus padres porque

ZIGOR ALDAMA
SHANGHAIActualizado:

Un niño, 4.200 euros; una niña, 360 euros. Su origen: zonas rurales pobres en las que muchas veces no se registra a los recién nacidos para evitar las sanciones establecidas en la política de natalidad que restringe a dos el número de descendientes en el campo. Su destino: la explotación sexual comercial, el trabajo infantil e incluso la venta encubierta del pequeño como adopción. Las mafias que trafican con personas en China tienen un amplio catálogo a gusto del consumidor, tanto local como extranjero.

Así se demostró ayer después de que la Policía diera a conocer los resultados de la mayor operación contra el tráfico de niños: en seis meses han conseguido liberar a 2.008 de diferentes bandas que comerciaban con sus vidas. Ahora, las autoridades han colgado sesenta de sus fotografías en una página web llamada Bebés que buscan un hogar, aunque también hay jóvenes, en la esperanza de que sus padres los reconozcan. No será fácil, porque muchos fueron secuestrados hace años. Además, esta operación, que se ha saldado con un centenar de arrestos, sólo ha dejado al descubierto la punta del iceberg. Cada año desaparecen entre 30.000 y 60.000 niños en China y, aunque no existen cifras oficiales, de la mayoría no se vuelve a saber.

Mendigos

La edad de los chicos oscila entre los pocos meses y los 15 años, y suelen acabar sirviendo como hijos naturales a parejas que no pueden concebir o trabajando en condiciones infrahumanas en minas y talleres que les pagan 35 céntimos de euro la hora y les obligan a completar unas 300 horas semanales. Los minusválidos y disminuidos psíquicos tampoco se libran de las mafias, ya que son de gran valor como mendigos. Las chicas de entre 7 y 25 años tienen mayor aceptación como esclavas del hogar y, sobre todo, en los burdeles que venden su virginidad y, posteriormente, las obligan a prostituirse hasta que alcanzan la juventud o contraen alguna enfermedad de transmisión sexual. Pero quienes más pagan por ellas son aquellos que buscan esposa en un país que ha favorecido tradicionalmente a un varón que ahora no tiene con quién emparejarse.

Un gran negocio

Muchas, sin embargo, acaban en el mercado internacional. Las regiones administrativas especiales de Hong Kong y Macao, países desarrollados como Japón y Corea del Sur, y Tailandia, destino sexual preferente para asiáticos y occidentales, son focos habituales de un negocio que mueve miles de millones de euros al año y del que son víctima, según estimaciones de Unicef, más de 225.000 personas al año sólo en Asia. Su camino puede terminar de forma trágica en países más pobres, como Vietnam o Camboya, paradero de las mujeres de mayor edad.

«Compramos las niñas a las familias pobres o a otros dealers (traficantes que generalmente las han secuestrado previamente) y las transportamos en camiones. Claro, hay que pagar a los oficiales de los controles y a los militares de la frontera, pero no hay problema», relata un mafioso.

muchos de ellos fueron vendidos a mafias