Buen rollo en la Justicia
¿Pueden dos personas enfrentadas en los juzgados acabar siendo amigos? Un juez de Cádiz aplica esta idea pionera: además de dictar sentencias, cuenta con un equipo de mediadores que lima las rencillas entre las partes
CÁDIZActualizado:En cualquier proceso judicial hay siempre vencedores y vencidos. Alguien que gana y otro irremediablemente pierde: el afectado al que el juez no le da la razón, o el acusado que es condenado a la cárcel.
Pero ¿y si hubiese un resultado en el que todos ganasen? No un empate; sino un final en el que unos y otros salieran satisfechos y la Justicia sirviera para algo más que castigar: también para arreglar problemas.
Esta filosofía es la que inspira la nueva unidad de mediación penal que desde hace un año funciona de forma experimental en los juzgados de lo Penal de la capital de Cádiz. Y sus primeros resultados han gustado tanto, que la experiencia piloto está a punto de recibir la bendición de la Junta de Andalucía. La función de esta unidad nueva, formada por dos mediadores sociales, es «dar una respuesta global a algunos conflictos puntuales, que no son sino la punta del iceberg de un problema mayor». Lo explicaba ayer Miguel Ángel Ruiz, el juez titular del juzgado de lo Penal Número 3, donde ha comenzado a funcionar la mediación.
Ruiz pone un ejemplo práctico: dos familias de El Puerto acudieron recientemente a los juzgados con una disputa a lo Capuleto y lo Montesco: una antigua pelea que comenzó por una tontería -«unos aparcaron el coche en la puerta del garaje de los otros, o algo parecido»- y «llevaban reproduciendo esta situación de padres a hijos». La disputa creció como una bola de nieve, «hasta que un día se produjo una agresión física y acabaron en tribunales». Ruiz tuvo que intervenir y dictó sentencia. Pero tras el juicio, intervino el equipo de mediación.
«Trabajaron primero con una familia y luego con otra, incluso nombraron a un representante de cada parte para que representara a sus familiares. Al final hubo un pacto en el que todos reconocieron la mutua responsabilidad en la disputa y se comprometieron a no repetirla».
En este caso hubo final feliz. Aunque, evidentemente, no se repite en todos los conflictos. «Hay procesos que han salido bien y otros que han salido mal, pero el porcentaje es bastante bueno», explica el juez responsable que sobre todo dice estar «muy ilusionados» con la iniciativa.
Hasta ahora han pasado por las manos de este equipo -formado por dos mediadoras- 13 casos. Y algo más del 60% acabó bien.
No sustituye a la condena
Ruiz, con todo, aclara que la mediación no sustituye a las sentencias condenatorias: «El procedimiento penal tiene que acabar con una resolución judicial. Esto lo que busca es completarlo, porque muchas veces la víctima no quiere dinero, sino ser escuchada, o sencillamente recibir unas disculpas... No obstante, cuando un condenado se compromete, existen recursos legales para dulcificar las penas», afirmaba el juez.
También en la Junta de Andalucía se muestran ilusionados con la experiencia. «Cuando el juez nos lo contó, pensé, esto hay que fomentarlo», afirmaba ayer el delegado provincial de Justicia, Domingo Sánchez Rizo, que espera firmar a corto plazo un convenio con los jueces «para darle entidad jurídica a la iniciativa». Y es que, por ahora, sólo se aplica en el juzgado de lo Penal Número 3 de Cádiz, aunque «se podría ampliar a más juzgados».
Sánchez Rizo confía, de hecho, en que «las personas que pasen por una mediación y terminen bien, seguramente no volverán a los tribunales para un asunto menor». Y con ello se reduciría la altísima litigiosidad «que satura los juzgados».