«Somos un blanco fácil»
KABULActualizado:«Viaje cancelado por grave ataque a 'guest house'». Marcos Lorenzana se preparaba para salir hacia Baghlan cuando su móvil le informó de que el tiroteo que escuchaba en las calles era un asalto contra una de las residencias de sus compañeros en Kabul. Funcionario desde hace dos años de Unama, la misión de Naciones Unidas en Afganistán, comparte casa con otras cuatro trabajadoras del organismo internacional en el barrio de Wazir Akbar Khan. El siguiente mensaje no tardó: «Todo el personal debe permanecer sin salir de casa».
Mínimo cinco personas por residencia, guardias armados en la puerta las veinticuatro horas, un muro de protección y un búnker son algunos de los requisitos que deben cumplir los hogares de la ONU en Kabul. «Es una forma de vida parecida a la de las residencias de estudiantes. Cada uno tenemos y pagamos nuestro cuarto, y luego hay zonas de vida en común», señala Marcos, que piensa que «es un golpe para la misión, pero estas cosas son parte de nuestro trabajo y hay que asumirlas». Ayer no acudió a su puesto de trabajo y se pasó el día pendiente de los mensajes de seguridad y de la radio.
Dejando a un lado los lujosos hoteles Serena e Intercontinental, el alojamiento de extranjeros en Kabul es patrimonio de las 'guest houses' o casas de huéspedes. Algunas como la de Marcos son simplemente inmuebles privados que se alquilan para largas temporadas en su totalidad, otras funcionan como hostales y se paga por cada día de estancia. Empleados de la ONU, de agencias de cooperación, periodistas y todo aquel que pasa por este país asiático de forma temporal recurre a esta forma de vida.
«No podré dormir»
«Cada una es diferente. Algunas están muy bien y con fuerte seguridad, pero en otras somos un blanco fácil», señala Charlemagne Gómez, empleada granadina de un organismo electoral que viaja a Afganistán desde 2005. «Normalmente las organizaciones más pequeñas tienen menos medios. Yo ahora me siento segura en mi actual alojamiento y, cuando tengo que salir, viajo en coche blindado y tengo guardaespaldas», comenta sin poder quitarse de la cabeza lo ocurrido por la mañana. «No podré dormir pensando en ellos».
«No pasan más cosas porque ellos no quieren», es el sentimiento generalizado entre los occidentales. Sensación que comparte Ignacio Oliver Cruz, miembro de la Comisión Europea, que se pasó toda la mañana «en estado de alerta y con un coche blindado en la puerta listo para escapar».