Redondo y Orellana celebran con Maldonado el único tanto de los xerecistas. / JUAN CARLOS CORCHADO
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La poesía no endulza la Copa

Orellana y el primer gol de Maldonado, únicas notas positivas de una derrota que deja encarrilada la eliminatoria para el Osasuna

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El Xerez comenzó a despedirse de la Copa del Rey al mismo tiempo que alzaba la mano para darle la bienvenida, pues con el 1-2 con el que ayer terminó el partido los azulinos tienen pie y medio fuera de una competición en la que ni mucho menos han mejorado la imagen dejada en Tenerife. El Xerez fue El Poeta Orellana y nada más. Sólo se encendía el piloto cuando Fabián conducía, regateaba o se desmarcaba, pues sus diez compañeros prácticamente no existieron. Cuando él dejó el terreno de juego el encuentro terminó, y por tanto, la única conclusión positiva la dejó un menudo futbolista que está empezando a demostrar el fútbol que tiene en sus piernas.

Al Osasuna le sobró con una parte del encuentro, prácticamente con cinco minutos tuvo para poner la eliminatoria cuesta abajo, pues siempre tuvo controlado el partido pese a los destellos de Orellana. Y es que el espejismo sólo duró un cuarto de hora. Los regates de Orellana y la pseudotriangulación del Xerez dejaron paso al esperpento y a cinco minutos en los que el Osasuna dio un par de mazazos para sentenciar la eliminatoria. El principio del fin nació en la esquina, en un córner cargado de despropósitos; primero, con una mano de Abel que el árbitro no vio, y sengundo, con un despeje al aire de Leandro. La ristra de errores concluyó con Sergio dejando de protestar el penalti de Abel y fulminando a Chema, que no tuvo ni tiempo para pensar.

Apareció entonces el Xerez moribundo, el triste, el que baja los brazos a las primeras de cambio, el que no le gusta jugar a contracorriente y encajó el segundo tanto, el que prácticamente dejaba la eliminatoria sentenciada y encarrilada para el conjunto entrenado por José Antonio Camacho. El gol nació del fútbol simple, del sencillo, de una apertura a banda, una llegada a línea de fondo, un centro y un gol de cabeza de Dady en el segundo palo.

Con el 0-2 los síntomas de este Xerez moribundo se hicieron menos llamativos, pues el Osuna ya había lavado todo lo que tenía que lavar y sólo le quedaba dejar que el tiempo pasara y esperar para conocer su rival en la próxima ronda, pues el Xerez no mostró síntoma de vida alguno hasta bien entrada la segunda mitad. Los azulinos no existían ni en defensa ni en ataque. Orellana era la única chispa que trataba de encender el mecanismo de la máquina azulina, pero el chileno no podía con el peso de todo un mastodonte herido de gravedad.

Tras el descanso, la figura de Fabián Orellana siguió creciendo a cada recorte. El chileno le puso un balón en bandeja a Abel en la frontal del área, pero la mano de Roberto llegó a tiempo para despejar a córner. Cuatro minutos después Orellana dejó su mejor jugada tras un buen pase interior de Antoñito. El menudo chileno bailó entre dos defensas, pero el jugón terminó sin disparo a pesar de que el portero del Osasuna ya tenía la rodilla en el prado. Fabián se perdió entre gambetas y quiso ceder a Antoñito cuando la mejor opción era el disparo.

Poco después, Ziganda inició el movimiento del banquillo. Como suele ser habitual, hombre por hombre, puesto por puesto. Nada de ambición ni pellizco ofensivo a pesar de la pared que tenía por escalar su equipo. Maldonado y Bermejo ocuparon los puestos de Antoñito y Keita.

Maldogol

Las permutas no cambiaron el escenario, pues Orellana, el único argumento, aún seguía sobre el campo, pero el orgullo de los suplentes apareció tímidamente en un paréntesis de quince minutos en el que el Deportivo contó con ocasiones para igualar el encuentro. La primera de ellas entró, fue de Maldonado, que se estrenaba como goleador. El venezolano recogió dentro del área un balón que peleó Redondo y superó a Roberto de tiro cruzado. Por fin Maldogol, que sólo tres minutos más tarde tuvo el segundo tras un lanzamiento a la media vuelta. Esta vez las manos del portero del Osasuna respondieron bien.

Y es que a pesar del mal encuentro de los azulinos, Roberto fue uno de los más destacados del conjunto de Camacho. Su jugada estrella llegó tras un centro de Maldonado. Roberto salió mal, la dejó muerta en el área, pero luego rectificó sacando a bocajarro un lanzamiento de Momo. El canario tenía toda la portería para empujarla pero la puso en la manopla del portero rojillo, pues el zurdo está totalmente desconocido, tremendamente lejos de aquella estrella sobre la que se cimentó un Xerez que en la noche de ayer ni mucho menos demostró ser de Primera.