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Ruiz-Gallardón y Aguirre charlan en un acto oficial el 19 de octubre. / REUTERS
ESPAÑA

Rajoy se convierte en rehén de la nueva trifulca entre Gallardón y Aguirre

El alcalde tiene el apoyo del líder del PP en la disputa de Caja Madrid, pero irrita a la dirección por las palabras de su vicealcalde Cospedal pide «lealtad, prudencia, discreción y disciplina»

MAGIS IGLESIAS
MADRIDActualizado:

Como eternos rivales, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón llevan meses enzarzados en una nueva disputa por el control de Caja Madrid en la que el alcalde cuenta con el apoyo del presidente de su partido. El gobernante de la capital consiguió implicar a Mariano Rajoy en la pelea, pero al comprobar que la presidenta se mantenía en sus posiciones y amenazaba con ganar la batalla al líder del PP, hizo saltar por los aires el conflicto y provocó una guerra abierta entre dirigentes y administraciones. Las agresivas declaraciones, publicadas ayer, del teniente de alcalde y mano derecha de Ruiz-Gallardón, Manuel Cobo -que llegó a comparar los modos de la presidenta madrileña con los del fascismo y comunismo-, han enfadado a la dirección nacional, aunque sólo merecieron una leve reprimenda de la secretaria general.

«Las declaraciones sobre los asuntos que tienen que ver con el PP se deben hacer en los órganos del partido y no en público», dijo Cospedal como reproche a Cobo por haber vertido todo tipo de acusaciones y críticas en una entrevista en el diario El País sobre la presidenta madrileña y su equipo. Según el concejal, el comportamiento de «la gente de Aguirre» en contra de la candidatura de Rodrigo Rato para presidir Caja Madrid es «de vómito».

La dirección nacional se escandalizó por la dureza de las palabras, pero no pudo tomar medidas disciplinarias puesto que Esperanza Aguirre se adelantó. A primera hora, convocó al Comité de Derechos y Garantías para estudiar medidas disciplinarias contra el concejal. Sin embargo, no pudo hacerlo. Tuvo que limitarse a enviar su propuesta al comité nacional de igual nombre puesto que Cobo es miembro del Comité Ejecutivo Nacional y, como tal, sólo puede ser sancionado por un órgano de ese ámbito. Cospedal, no obstante, no quiso prejuzgar las decisiones que pueda tomar dicho comité cuando tramite la propuesta regional. «Hay que respetar los procedimientos», explicó.

La secretaria general no cargó las tintas contra el edil madrileño aunque no pudo por menos que censurar su comportamiento, pero tampoco apoyó a su mentor, Alberto Ruiz-Gallardón, que fue el único que salió en su apoyo. «Siempre he respaldado lo que Cobo ha hecho y ésta no va a ser ninguna excepción», dijo el alcalde cuando fue interrogado por las duras palabras de su hombre de confianza.

Esclavo moral

Cobo es algo más que teniente de alcalde de Gallardón, es el político que siempre actúa y habla en su nombre cuando éste decide mantenerse en segundo plano. «Soy un esclavo moral del alcalde», llegó a decir el concejal cuando hace años tuvo que retirar su candidatura para disputar la presidencia del PP de Madrid con Esperanza Aguirre. También en aquella ocasión, el alcalde actuó por persona interpuesta y Cobo se presentó candidato para obligar a Aguirre a pactar una lista de consenso, pero ella no accedió.

En medio de esta nueva guerra de poder entre los dirigentes regionales y municipales de Madrid, Dolores de Cospedal intentó poner un poco de calma y pidió a todos los bandos un comportamiento más aceptable. Utilizó el ejemplo del recién fallecido Sabino Fernando Campo, ex jefe de la Casa Real, para reclamar de sus correligionarios «lealtad, prudencia, discreción, saber estar y disciplina, que son grandes cualidades para estar en política».

Tampoco fue muy explícita al entrar en el fondo del asunto y no cargó las tintas contra Aguirre aunque todo el partido sabe que Rajoy apoya a Gallardón en esta disputa con la presidenta de Madrid por el control de Caja Madrid. «Todas las tensiones relativas a las entidades financieras son malas y más en estos momentos», comentó, y apostó por dotar a las cajas de ahorros de «estabilidad».

No se decantó en ningún sentido aunque el Comité de Dirección, en su reunión de ayer, debatió la situación y escuchó los argumentos de Gallardón, en guerra sin cuartel contra Aguirre. Pero la intempestiva salida de tono de Cobo fue criticada por sus compañeros, que reprochan que haya optado por la provocación «cuando era el momento de serenar las cosas», según informa un directivo.

Fuentes del Ayuntamiento aseguran que el alcalde está completamente decidido a impedir, por todos los medios, que la presidenta se salga con la suya. «Está harto porque ella se ha portado muy mal y ya es hora de que todo el mundo sepa quién es», apuntaron estas fuentes, que coinciden con algunos dirigentes que ven a Gallardón «dispuesto a todo para frenar a Aguirre».

Tira y afloja

La presidenta de Madrid salió muy disgustada de su reunión con Rajoy el pasado jueves, cuando intentó convencerle de que es ella quien debe nombrar al nuevo presidente de Caja Madrid. Aguirre apoya, nada menos, que a Ignacio González, vicepresidente de su Gobierno y su mano derecha, que se enfrentó a Rajoy en vísperas del congreso nacional del PP. El líder popular, que en un principio no tenía previsto meterse en la guerra en la que estaban enzarzados los dirigentes de Madrid, apostó por Rato con intención de impedir el nombramiento de González.

Gallardón reivindicó el derecho de la dirección nacional a tomar la decisión, lo que significaba negarle tal capacidad a la presidenta. En el tira y afloja, el Gobierno del PSOE se decantó por Luis de Guindos, que es el auténtico candidato y amigo personal de Rajoy. Con las espadas en alto, la solución sólo es posible con un nuevo nombre de consenso porque cualquier otra salida dejaría siempre una víctima y un verdugo.