La pugna en Caja Madrid 'toca' al PSOE
MADRIDActualizado:La trifulca a cuenta de Caja Madrid no es exclusiva del PP. El PSOE también está que arde. La ventaja, en su caso, es que el liderazgo del jefe no está en la picota, pero la fortaleza de la federación socialista madrileña, sí. El candidato elegido por José Luis Rodriguez Zapatero para intentar dar la vuelta a los funestos resultados electorales en la comunidad, Tomás Gómez, ha salido rana. En poco más de un año ha dilapidado la confianza de la ejecutiva federal. Y el pacto con Esperanza Aguirre para el reparto de consejeros en la cuarta entidad financiera del país ha sido la guinda del pastel. Ahora mantiene con la dirección federal un pulso imposible de ganar.
Nadie en la ejecutiva del partido entiende que Gómez estuviera dispuesto a tragarse sin chistar al número dos de la presidenta madrileña, Ignacio González, como presidente de la caja. Sobre todo, después de haberle colocado la etiqueta de padrino político de los imputados del Gürtel. Lo más suave que dicen en el PSOE de él es que es un «indeseable». El secretario general del PSM se escuda en que el acuerdo de estabilidad que él firmó en julio excluía vetos a cambio de que su partido eligiera la vicepresidencia. Pero es que ni siquiera el hombre elegido para este puesto, Jorge Gómez, cuenta con el visto bueno de la dirección. Y mucho menos los dos consejeros que supuestamente formarán la cuota socialista, José Acosta y Juan Barranco, dos históricos e inveterados críticos con el PSOE de Zapatero.
Oficialmente, el Gobierno insiste en que no tiene nada que decir al respecto. La verdad es que el asunto le preocupa. El lunes de la semana pasada, en la reunión de maitines, se acordó, según fuentes de la dirección del partido, que la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, o el ministro de Fomento, José Blanco, hablaran con el dirigente regional para hacerle entrar en razón. Pretendían que se opusiera a González y también, en su caso, a la apuesta de Mariano Rajoy, Rodrigo Rato. Sólo el ex secretario de Estado Luis de Guindos contó con el visto bueno del núcleo duro de Zapatero.
Tomás Gómez no se apeó de su postura hasta este sábado, después de oír de los suyos que estaba dejando en «entredicho» la labor de oposición del PSOE. «El pacto de marras no puede implicar un pacto de silencio -dice un miembro de la dirección nacional-; una cosa es que no tengas mayoría para oponerte y otra que no puedas ni opinar». El movimiento del secretario general del PSM se limitó, sin embargo, a eso, a verter críticas contra los candidatos del PP. Pero ayer, en sendas entrevistas en la radio autonómica de Madrid y en RTVE, volvió a defender su acuerdo y su independencia. «Hay decisiones -alegó- que corresponden a las direcciones territoriales».
El enfado en Ferraz es palmario. Blanco ya avanzó hace unas semanas que las posibilidades de Gómez para convertirse en el candidato del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid eran poco claras. En lugar de amilanarse, el ex alcalde de Parla se ha enrocado en su postura, en lo que la dirección federal considera una «huida hacia delante». Tampoco están las cosas para cortar la cabeza a nadie y volver a abrir un nuevo período de renovación en el siempre revuelto PSM.