Vuelve la censura
Actualizado: GuardarAnda la chavalería cinéfaga con los cuernos retorcidos, incapaces ellos de comprender ni aceptar lo que de pronto les ha caído sobre la cabeza. O sea, la censura. Pura y dura, como en tiempos. Y todo por cuenta de una película que los cinéfilos sabemos que será más mala que un dolor de muelas.
No les falta razón, desde luego. A estas alturas de la película de nuestras vidas como sociedad democrática, cuesta trabajo creer que en este país nuestro, que se ufana quizá en demasía de ser de los más avanzados socialmente del mundo, el del mejor buen rollo, te planten de buenas a primeras una clasificación X como no se veía desde los tiempos en que el Cine Imperial no era un banco. Resulta que se trata de una saga de películas de terror y espanto que tiene muchísimo predicamento entre la juventud desorientada, un título que todos pronuncian mal (Saw) y que ha venido a sustituir, en su imaginario cultureta sin otros referentes porque no les da la gana de buscarlos, a otro título mítico que tampoco era para tanto (Braveheart), por aquello de la apología del hooligan en que se convirtió la enseñada de culo de los guerreros escoceses de Mel Gibson. Esto de Saw, según parece (les confieso que me aburrí al minuto diez de la primera de las películas y cambié de dividí en seguida) va de torturas nefandas, mutilaciones, sustitos, música estridente y casquería, mucha casquería. Se ve han encontrado un filón, porque esta peli que ahora se censura en España es la sexta de la serie.
Y con la iglesia han topado los censores, naturalmente. Con la iglesia económica de las grandes productoras y distribuidoras, claro. Porque Saw VI ha recibido, por su violencia, la categoría X que ya ni se conoce ni se recuerda. El video mató a la estrella de radio y a los cines X, igual que Internet ha sustituido a los videos X. En este caso, los hombrecillos de bigote y terno gris que uno imagina siempre dedicados a la censura se deben de haber llevado las manos a la calva, acongojados por el recital de vísceras y gritos, y han calificado a la peli con ese tachón simbólico que vino a sustituir al tachón rojo que de verdad ponían en tiempos. X por violenta, toma ya. Con lo cual, la peli es condenada a ser distribuida y exhibida en los cines X que en España quedan ya. y que son nada menos que ocho.
La productora dice que nanai de la China, que se estrena como Dios manda o no se estrena, que para eso tenían preparados varios centenares de copias. Y los fans de la saga, que en todas partes tiene que haber gente rara, se tiran de los pelos y no comprenden, por mucho que la tele se empeñe con eso del Curso del 63, que haya gente que se dedique a imponer su criterio sobre el gusto de los demás. Y por la fuerza.
Lo triste de la situación es que los censores (o más bien los calificadores, seamos serios ahora) no sólo viven en la edad de piedra a la hora de vestir ternos grises y usar sus rotuladores rojos. Porque Saw VI debe estar ya al alcance de todos los internautas con solo un clic del ratón, puesto que en todos los demás países del mundo se ha estrenado sin problemas, y en cualquier caso seguro que dentro de tres meses estará disponible por lo legal en DVD en cualquier gran almacén, junto con los regalos de Navidad. Que a estas alturas se crea que se pueden poner vallas al campo hace pensar una vez más en manos de quién dejamos las decisiones.
Lo paradójico de la situación, además de la mitificación innecesaria de un título olvidable, es que la productora de esta peli de sangre y tripas, Guantánamo del inconsciente americano, sea nada menos que Disney.