LO QUE YO LE DIGA

Está en el espejo

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Hay personas enfermas que no tienen suficiente con todo el porno que hay en Internet. Un lamentable ejemplo de ello ha sido el chaval que han detenido en Puerto Real hace unos días. Un depredador de 22 añitos. Ahora, porque comenzó sus correrías con 20. Y eso que se sepa, probablemente comenzara antes. Un niño de 14 años que vivía en Estonia no soportó la presión a la que le sometió el acosador desde la comodidad de su domicilio gaditano y acabó por quitarse la vida. El puertorrealeño veía un rato la tele y decía Voy a acosar un rato a todos esos niños a los que obligo a que me manden imágenes de ellos desnudos. Y se ponía a ello.

Hay algo que debemos de estar haciendo muy mal. Todos. Porque todos vivimos en esta sociedad hipócrita que mira para otro lado mientras espera que la porquería salpique sólo a los demás. Es muy socorrido decir aquello de que la culpa es del modo de vida que tenemos o señalar distraidamente a la sociedad. Así se diluyen las responsabilidades. No lo hacemos porque no tengamos muy claro a quién cargarle ese fardo. Todo lo contrario. Tenemos la dolorosa sospecha de que son muchos los que deben soportar su peso y que siempre rondan los espejos.

A nadie en su sano jucio le puede caber la menor duda de que las víctimas de este lobo son las que sufrirán las consecuencias más duras. Pero deténgase un instante a pensar en otras dos, los padres del depredador. Vivirán atormentados el resto de sus vidas por lo que hizo su hijo. Se preguntarán qué hicieron mal, en qué se equivocaron para que aquel niño que un día fue se convirtiera en un monstruo. A ellos quiero decirles que yo también tengo la culpa.