Un soldado del destacamento español busca minas protegido por un blindado y un compañero./ M. AYESTARAN
MUNDO

La amenaza se llama IED

Los artefactos explosivos improvisados son el mayor peligro para las tropas españolas en Afganistán y la única forma de combatirlos es impedir que el enemigo los coloque

ENVIADO ESPECIAL. HERAT Actualizado: Guardar
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España ha perdido a cinco soldados en la misión afgana a causa de los artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés). Es el arma más efectiva de la insurgencia que, según estadísticas militares americanas, este año podrían llegan a los 6.000 IED (en 2003 hubo 81). Los expertos de la unidad de explosivos no tienen dudas y aseguran que «lo más común es un plato a presión, aquí no hay temporizadores así que lo activa la propia víctima o el terrorista».

Las fuerzas internacionales desarrollan su trabajo en lo que se denomina «ambiente IED» y la insurgencia ha demostrado saber ir avanzando conforme van mejorando las medidas de protección y blindaje de los vehículos extranjeros. «La única forma de lucha es lograr que no lo coloquen y para eso es fundamental el trabajo de inteligencia, cortarles el suministro, detener a los expertos, porque una vez colocada ellos cuentan con el factor sorpresa y nosotros sólo podemos apelar a la suerte», señalan los expertos consultados.

Las fuerzas españolas cuentan con «el mejor material» posible para la desactivación y destacan la estrecha colaboración entre todos los países a la hora de combatir a la mayor amenaza de los insurgentes. Respecto a los vehículos, aseguran que «es cuestión de peso» y se refieren al caso de los seis italianos muertos en Kabul el mes pasado como ejemplo de que tampoco el Lince es la solución definitiva al problema «aunque aumentará la protección de los nuestros». Tampoco lo será el RG-31, ya usado por los americanos, y que restará además capacidad de maniobra por su tamaño poco apto para las pistas por las que hay que circular en Afganistán. «Lo ideal sería mejorar el Vamtac porque es el que mejor se adapta al terreno», pero se ha optado por otras soluciones.

Vigilancia aérea

«A una distancia de 5.000 metros se puede ver con nitidez si una persona va armada». El primer UAV (siglas en inglés de vehículo aéreo no tripulado) español se encuentra en la base de Herat y, como el batallón de maniobras, realiza las misiones que le asigna el Comando Oeste. De los cuatro que se trajeron a Afganistán hace año y medio, dos se encuentran en reparación por diferentes problemas, pero los otros dos están operativos y cumplen con el doble objetivo de realizar labores de inteligencia gracias a sus cámaras y de dar apoyo a la fuerza terrestre vigilando sus recorridos. «Cuando nuestra gente sabe que tiene el UAV con ellos, van más tranquilos», comentan los especialistas que se encargan de hacer volar a este invento fabricado por el consorcio mixto israelí IAE y que supera los tres millones de euros, «muy barato si se compara con el precio de los aviones tripulados y mucho más seguro porque aquí no se ponen en juego las vidas de los pilotos».

La tecnología avanza y la mejoría de los medios sirve para aumentar la seguridad de las fuerzas e identificar mejor al enemigo, un enemigo que en la mayor parte de ocasiones lucha en sandalias, viaja en burro y motos y sigue usando el viejo arsenal soviético. El debate sobre la seguridad está encima de la mesa ya que los ciudadanos afganos consideran que las fuerzas extranjeras, por encima de darles seguridad a ellos, dedican su fuerza a protegerse a ellos mismos.