Un mar hecho calle con sabor a Jerez
La calle Adriático, cuajada del verde de sus muchos árboles, está ubicada en la zona trasera del conocido y populoso centro comercial Merca 80, en San Benito
JEREZ Actualizado: GuardarCon el amanecer comienza en la ciudad el movimiento de coches que van de un lado a otro. También las ciudades se desperezan. En lugar de un buen desayuno, las ciudades exhalan el vómito de los tubos de escape y la polución vuelve de nuevo a sentar sus posaderas sobre el crudo cielo otoñal. Todo vuelve a comenzar cada jornada como si fuera un ritual cargado de monotonía. Pero por todos los diablos del mundo: ¿Por qué todos los coches de Jerez han venido a atracar al dique seco de la calle Adriático? La bolsa de aparcamiento que está en la calle está atestada. Coches sobre las aceras, coches en la calzada y coches por los arriates y jardines. Los chicos del VOVIJ no dan abasto. «Aparque usted aquí, porque hoy está la cosa...», comenta uno de ellos. Apenas parece importarle a nadie ni el dónde ni cómo. Lo importante es dejar el coche en algún sitio.
El Adriático tiene su mar de vida en Jerez. Entre la península de Itálica y los Balcanes en la vida real. Entre la espalda del centro comercial Merca 80 San Benito y un mar de coches aparcados sobre la realidad jerezana.
Al fondo se puede adivinar a un señor dibujando un swing de golf en el aire adriático. Un golpe imaginario que parece tan real como los charcos que se dibujan en el suelo tras una mañana de lluvia. Jugar al gol sobre un mar de asfalto. La imaginaria pelota blanca no ha caído en el banker, así que va a hacer un berdi. En un paraje tan verde como la frutería de los Hermanos Pérez. Así que nos acercamos a recoger la pelota.
Ahí están María y Sara para atender al cliente. Las frutas brillan junto a los tomates. «Queremos que nuestro comercio se distinga por la calidad del producto», comenta María. Membrillos y algo de frutos secos porque nos acercamos a la festividad de Todos los Santos. También chirimoyas y algunas uvas de Almería tan gordas y hermosas que bien parecen ramilletes de madroños rojos y frescos. Una de las fruterías de los hermanos Pérez en nuestra ciudad, distinción y buenos productos desde primera hora de la mañana.
Veterinarios
Justo al lado de la frutería está abierta la clínica veterinaria. Piensos para perros, alpiste para un canario y bolas para los lindos gatitos. Pedro Fernández y Beatriz Romero son los veterinarios que se ocupan de sanar a los animales. «Fundamentalmente son perros y gatos. Lo de siempre. Pero también hay un número de clientes que nos traen animales exóticos. Y en este grupo entran el resto de las especies que no sean ni perros ni gatos. Eso sí, todos animales con papeles y debidamente controlados», comenta Pedro. Más de trece años llevan estos dos profesionales prestando sus servicios y muchos han sido los casos y vivencias en la clínica que ahora está ubicada en el edificio El Duque. «Es duro decirle a alguien que ha compartido parte de su vida con un perro o un gato que una enfermedad no tiene remedio. Hemos visto escenas de sufrimiento terribles porque perder un animal de compañía es muy duro para muchas personas», sostiene Beatriz Romero. «Deberían de enseñarnos también en la Facultad cómo se deben dar estas noticias», prosigue. Lógicamente algunas patologías no tienen ya solución, pero la mayoría de casos y problemas de salud de las mascotas que entran en la clínica sí que tienen un final feliz. «Es un trabajo que te tiene que gustar mucho. En este oficio es necesaria la vocación. Aquí, si estás de guardia, te pueden llamar en cualquier momento y personarte en el trabajo. Sea la hora que sea. Así que esto es vocacional porque el fin y al cabo estamos hablando de animales», aseguran los veterinarios.
Peluquería canina, tienda de mascotas y clínica veterinaria. Aquí en el Adriático están bien pertrechados para todo tipo de animaladas.
Al 50%
Al fondo nos encontramos con el bar de la calle. Cuatro años dan para llevar la medalla de la veteranía. El zafarrancho de combate parece que ha finalizado, de momento. Estamos a esa hora tonta donde ni se desayuna ni se toma el aperitivo. Justo el momento en el que las cocinas se preparan, los mostradores se repasan y las neveras se recargan. Ahora le toca al segundo turno. Miguel Borrás es el artífice de que El Rincón de Tragabuche funcione día tras día. «Los desayunos con aceite y salmorejo. Eso es tradicional en nuestro establecimiento», subraya Miguel. Un camarero está liado con la máquina del café. Dale que te pego hasta que quede tan brillante como el platino. Mientras, Miguel Borrás nos suelta, como el que no quiere la cosa, el ofertón del año. «La semana que viene cumplimos cuatro años. La mejor forma de celebrarlo es darle una alegría al cliente. Y la mejor alegría que podemos ofrecerle es dejar todo al cincuenta por ciento. Así que la semana que viene, todo lo que se consuma, estará al cincuenta por ciento de descuento», agrega. No se da crédito. Se vuelve a preguntar y Miguel vuelve a contestar. «Sí, tal y como suena. Al cincuenta por ciento todo lo que te tomes. Desde una café hasta un almuerzo, pasando por la copa», prosigue. Pues ya se sabe. Informado queda el personal. Desde hoy mismo -lunes- y hasta el domingo que viene, todo lo que se consuma se cobrará a la mitad de precio. Merecerá la pena, por tanto, probar los ricos solomillos al Tragabuche, al brandy o al Pedro Ximénez -son especialidades de la casa-. Y será también posible probar un rico pargo con crema de puerro que también es otra especialidad con oferta especial.
Una calle con mucha vida
La calle sigue con su vida acostumbrada. Muchos vecinos de La Unión bajan y entran en el centro comercial por la puerta de atrás. El aire comienza a ponerse húmedo y las copas de los árboles silban como una consecuencia de la acción de las rachas de viento. Hemos llegado a la esquina opuesta. El aparcamiento sigue siendo un devenir de coches desesperados por parar. Justo en la esquina contraria, también en la espalda del edificio Indico, hay un bar de copas que se llama Montparnasse. Ahora hay una chica que limpia el establecimiento. Este elegante negocio de copas tiene una de las decoraciones más curiosas de todo Jerez. Está decorado al estilo rococó. Divanes de terciopelo y grandes sillones de rocalla. Y una espectacular lámpara en el medio donde cuelgan cientos de puntos de luz. Solamente por curiosear la espectacular lámpara, merece la pena tomarse una copa en Montparnasse. José Genaro Galán es uno de los propietarios del establecimiento. «Llevamos ahora un año abierto. La verdad es que sí que hemos sido un poco valientes. Con los tiempos que corren. y nosotros montando lugares de ocio como un bar de copas. De todas formas vamos tirando», asegura Genaro.
Desde la decoración un tanto afrancesada del Montparnasse, a la clínica de Pedro y Beatriz. Todo este conjunto de vida está en un mar dentro de otro mar. Del Adriático al Mediterráneo. De la Unión a la Cruz Roja. De la vida anónima de muchos ciudadanos a uno de los lugares más conocidos de Jerez. Así es este particular Adriático.