Aoyama se regala el título tras mandar en Malasia ante un Simoncelli sin recursos
Actualizado: GuardarFue como aquellos duelos de las películas de vaqueros en los que sólo podía quedar uno. Dos hombres y un destino. Un Aoyama el constante y un Simoncelli crecido. No había buenos ni malos, sólo dos grandes pilotos en una lucha cerrada por el título. Y una carrera para ver de lo que cada uno era capaz. El que antes desenfundara se llevaba el gato al agua, que en el caso de nipón era la tranquilidad de acudir a Valencia prácticamente con los deberes hechos, y en el del italiano recortar la desventaja en la clasificación. El japonés fue el más rápido y prácticamente se regaló el título Mundial el día de su cumpleaños. Ganó el de Honda y encima vio como Barberá le arrebató la segunda plaza al de Catolica en la misma línea de meta, por lo que su ventaja aumenta a los 21 puntos.
Aunque hubo otros actores que también quisieron su protagonismo, como Barutista, su papel en la película terminó con una caída. El mismo guión de las últimas citas.