«La violencia está muy presente en la vida social, a la más mínima la gente salta»
El colegiado malagueño visita hoy Cádiz para participar en una charla organizada por la UCA
CÁDIZ Actualizado: GuardarJosé Luis Paradas Romero tiene un pronunciado sentido de la justicia. Siente que su función como colegiado de Primera División no sólo empieza y termina al aplicar el reglamento sobre el terreno de juego en un partido de fútbol, sino que detrás de lo que muestran las cámaras hay un deber moral y social que consiste en difundir valores que tienen mucho que ver con la convivencia, con la educación y el respeto, dentro y fuera de los márgenes del deporte rey. Por eso, no le ha importado en absoluto el tener que pegarse un madrugón y una paliza de viaje para poder estar hoy en Cádiz. El malagueño dirigió ayer el encuentro que cerraba la jornada en Primera entre el Barcelona y el Zaragoza. Sin tiempo para dormir, tomó un vuelo hasta Sevilla a las siete de la mañana que le permitiera llegar a tiempo para estar a las 12.30 horas en la Sala de Conferencias de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Cádiz, donde participará junto a su compañero David Fernández Borbalán -trencilla que también ejerce en la Liga de las Estrellas- en una jornada de charlas informativas sobre el arbitraje.
-Paradas Romero ha puesto mucho de su parte para estar presente en las charlas informativas sobre el arbitraje que organiza la Universidad de Cádiz...
-Cuando me lo dijeron no tuve ninguna duda. Lo único que comenté fue que iba a tenerlo complicado porque me tocaba pitar en el Camp Nou el partido del Plus y no sabía si iba a poder llegar a tiempo. Finalmente encontré una buena combinación para volverme por Sevilla en lugar de por Málaga. Problema solucionado.
-Menuda paliza...
-Eso es lo de menos. Cuando Juan Antonio Álvarez García, presidente del comité de Cádiz, me lo comentó no tuve ninguna duda. Estoy encantado de poder ayudar a difundir esta bonita profesión y los valores de respeto y deportividad que hay que tener para desarrollarla. Todo lo que sea colaborar para que los chavales se animen a ser árbitro, para mí es un verdadero orgullo. Por eso agradezco la invitación. Tanto Juan Antonio como Antonio Bernal están haciendo un gran trabajo en Cádiz y la prueba es que están entrando muchos chavales nuevos.
-Una tarea que no debe ser sencilla dadas las circunstancias que rodean el arbitraje y la violencia que cada día se registra en las categorías base de este deporte. La última agresión producida en Guadalcacín es sólo un ejemplo...
-Estoy perfectamente informado y es una pena. Pero no dejan de ser casos puntuales. En Cádiz se juegan alrededor de 500 partidos semanales, por lo que entra dentro de las matemáticas que se pueda producir alguna cosa de estas. Aunque eso es lo que no tenemos que vender. Es evidente que son casos que hay que denunciar, pero si nos quedamos sólo con eso nunca vamos a poder erradicar la violencia de los terrenos de juego. Los medios de comunicación tienen un poder muy importante y deben concienciarse de que tienen la labor social de difundir los valores del fair play, del respeto y la tolerancia. No hay que llamar a la alarma, si lo extrapolamos a la vida social vemos que estamos en una sociedad violenta; la gente a la mínima salta.
-Hablamos entonces de un problema de base, que supera los límites de lo que es el deporte en sí.
-Hablamos de un tema de concienciación social. Desde los mismos monitores que están trabajando con los niños hasta los propios padres inculcan competitividad, la victoria a costa de lo que sea. No existe condescendencia, y lo cierto es que todos nos equivocamos, desde el directivo que ficha, el delantero que falla goles o los árbitros cuando no vemos alguna acción punible.
-¿Dónde está entonces la solución?
-Yo la veo muy clara. En un partido de categorías base, ¿cuánta gente puede ir de público? No más de cien. Los propios directivos de los clubes saben quiénes son los tres o cuatro que van a liarla. Tendrían que tener la sartén por el mango y prohibirles la entrada, tenerlos vigilados. Mano dura con la gente así. Encima que muchas veces dejamos pasar que se vendan bebidas alcohólicas cuando está prohibido, porque entendemos que los clubes necesitan hacer caja para subsistir, no hay derecho a que esos pobres chavales tengan que aguantar todo lo que aguantan.
-El que falten árbitros en los colegios es un dato. ¿No sería interesante que se permitiera que los jugadores que están empezando puedan compaginar y comenzar a hacer carrera en el arbitraje?
-No está permitido. Entrenadores, jugadores y árbitros son tres estamentos que pertenecen a una misma federación, por lo que sólo está permitido que se ejerza una función. Es así para evitar suspicacias. Sé que en algunas comunidades se ha permitido que los monitores de los clubes locales dirijan partidos de fútbol siete. No es una idea descabellada. Yo jugué al fútbol hasta los 14 años y soy un apasionado. Me cuesta menos discernir si una jugada es o no fortuita.
-Debe ser complicado inculcar valores cuando el fútbol profesional vende picardía...
-Es cierto. Está a la orden del día. Siempre se intenta engañar al árbitro, simular una falta, o acusar de la derrota al colegiado. Ocurre en España, Italia... Pero en la Premier, por ejemplo, es algo muy repudiado y mal visto.
-Bueno, ¿qué tal le van las cosas esta temporada?
-Muy bien. He pitado el Villarreal-Mallorca, Valladolid-Osasuna, Tenerife Deportivo y éste Barcelona-Zaragoza, además de ir como cuarto árbitro a cuatro partidos internacionales. No me quejo.