Grazalema vuelve a ser tierra de bandoleros

La localidad de Grazalema se ha metido este fin de semana en la máquina del tiempo y se ha plantado en pleno año 1832, cuando los bandoleros se refugiaban en el municipio serrano. La vida de José María el Tempranillo ha sido el argumento central de unas recreaciones que han convertido al pueblo en un escenario en el que sus vecinos lo han entregado todo para el disfrute de miles de visitantes.

En la plaza de los Asomaderos se instalaron una treintena de casas bandoleras y tres escenarios en los que se han llevado a cabo las representaciones. Más de treinta colectivos sociales y un millar de vecinos han dado vida a esta Grazalema del siglo XIX a la que no le ha faltado un solo detalle.

El encuentro también ha servido para que los vecinos y visitantes hayan podido disfrutar de la gastronomía de la época. Los guisos, las migas y otras exquisiteces han estado presentes estos días en la fiesta. Además, el estruendo de trabucos, el olor a pólvora, los grazalemeños ataviados con ropajes de época y el sonido de los cascos de los caballos han ayudado a esta regresión en el tiempo.

La celebración también sirve para destacar los oficios y productos típicos de la época y que han ayudado, en diferentes momentos, a mantener la vida y el empleo en la localidad. Este fin de semana se ha podido comprobar cómo se hacían las tradicionales mantas de Grazalema o se cómo eran los colegios antaño, entre otras cosas.

Adiós a la fiesta

Ayer se llevó a cabo la última jornada de la recreación en la que, desde las 13.30 horas, se representaron escenas como la mula, el herrero, muerte al traidor o el bautizo. La Recreación fue clausurada oficialmente a las 16.00 horas, aunque el pueblo siguió ambientado algunas horas más.