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Muchos cofrades y curiosos acompañaron a Jesús Flagelado a lo largo de su itinerario. / ESTEBAN
Jerez

El Rey, flagelado

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Acompañó el tiempo, algo más frío que en los últimos días, pero el sol lucía radiante en el firmamento, conocedor de que la jornada era importante para los cofrades de la calle Medina. 250 años de autoría de la imagen celebraba una cofradía que no llega al siglo, pero que como siempre estuvo a la altura.

Era una jornada de grandes sensaciones, confirmación de uno de los otoños más cofrades de cuantos se recuerdan en la ciudad gracias a la cantidad y calidad de los actos que las hermandades y cofradías han preparado. Y la de la Amargura quiso brillar con luz propia en la tarde de ayer.

Apostó por los sones de San Juan Evangelista, la juvenil de Triana, que una vez más confirmó que desde la capital hispalense llega la fuerza y la afinación como de pocas ciudades andaluzas. Sonó Rey Flagelado, la marcha que ha compuesto Paco Cepero para la cofradía del Miércoles Santo, y salió de nuevo a la calle una de las cofradías más hermosas y elegantes de nuestra ciudad.

Con un andar extremadamente lento por algunos desajustes horarios, la cofradía fue ganando adeptos desde que salió a la calle cuando el reloj se acercaba a las seis de la tarde en el primer templo jerezano, donde han tenido unos cultos que han sido la mejor preparación para las vivencias que ayer disfrutaron los cofrades de la Amargura. Y fue en San Miguel cuando se derramaron los momentos estelares de la noche, justo antes de buscar las Angustias.