Ibrahimovic celebra con sus compañeros el primer gol de su equipo frente al Rubin Kazan. / Efe
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El Barça se reencuentra

Los azulgrana destrozaron al Zaragoza con otra demostración de fútbol de lujo, un 'hat trick' de Keita y un doblete de Ibrahimovic (6-1)

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El Barça jugó como quiso con el Zaragoza en una primera parte en la que los azulgrana fueron una delicia tocando, se mostraron ambiciosos y profundos desde el principio y encontraron muchas variantes para abrir el marcador. Sin embargo, dos de los goles llegaron a balón parado, y el tercero en un contraataque culminado por Keita, que acababa de robar el balón a Arizmendi en campo propio y se lanzó a culminar una gran jugada de tiralíneas llevada por Xavi e Ibrahimovic. Fue él el encargado de conseguir el primero, cuando el Barça, en un arranque pleno de ambición y vertical, ya había tenido bastantes ocasiones.

No llegó antes el gol por la falta de puntería de los azulgrana y por Carrizo, a quien sin embargo se le doblaron las manos en el trallazo del sueco que dio lugar al 2-0. En sólo cinco minutos el Barcelona el Barcelona ya había sentenciado un choque en el que el Zaragoza se vio desbordado y no tuvo capacidad ni para robar la pelota ni parar tapar los agujeros que abría Messi y de los que intentaba aprovecharse Ibrahimovic. El sueco da un plus de calidad a este equipo ya realizado al que se ha adaptado a la perfección. 'Ibra' marca goles, da asistencias y se contagia del ritmo y el toque, sin caer en la conducción ni el individualismo. Sólo para ayudar en un bloque en el que todos disfrutan y quieren sumarse a la fiesta goleadora.

Esta vez le tocó a Keita, inmenso en defensa y ataque. El maliense también brilló en un equipo que se temía pudiera resentirse con la baja del lesionado Dani Alves en el lateral derecho. Con Puyol, el Barça perdió la proyección por esa banda, pero con el balón pegado al pie, sus cambios de ritmo y su hambre de victoria, los azulgrana fueron un rival imparable para un Zaragoza siempre superado. Le gusta también tocar al Zaragoza, pero sólo tuvo una oportunidad, en una contra, para poner algo de emoción a un choque que murió antes de lo previsto. Lo hace muy fácil el Barcelona , y si encima mejora su rendimiento defensivo, no hay nada que hacer. Tuvo otras dos novedades atrás, Chygrynskiy y Maxwell, y no se resintió hasta el final del segundo tiempo, aunque el partido se jugó casi siempre en campo aragonés, con un Messi espectacular. Iniesta, pegado a la izquierda en lugar de Henry, no entró demasiado en juego en el primer tiempo, pero cuando lo hizo también desarboló a una defensa que no veía forma de frenar el vendaval.

Messi, con premio

No aflojó el ritmo el Barça tras el descanso. Siguió a lo suyo. Apegado al balón y mirando sólo la portería contraria. Sin conformismo. Deseando demostrar que sigue siendo el mejor equipo del mundo y que si alguien anunciaba un conato de crisis estaba equivocado. A pesar del resultado, el Camp Nou siguió vibrando con el fútbol de los suyos, y volvió a levantarse con un jugadón de Messi que no acabó en gol porque lo evitó la mano de Carrizo. Su rechace lo llevó a la red 'Ibra', pero estaba otra vez en fuera de juego. No tardó en llegar el cuarto, porque con Keita en plena ebullición, el sueco volvió a encontrarse en el sitio oportuno.

Entre Keita e Ibrahimovic habían hecho un destrozo a un Zaragoza que corría por detrás de la pelota y siempre se veía sorprendido por la velocidad, los cambios de ritmo y la clase de los de Guardiola.

Después permitió al equipo de Marcelino recuperar algo de terreno, pero para el Zaragoza suponía un enorme esfuerzo llegar con efectivos a las inmediaciones de Valdés. Al contrario que los locales, que podían dosificar los esfuerzos. Jugar pausado si lo deseaban y cambiar de ritmo en los últimos metros cuando era preciso. En cada ataque casi siempre participaba Messi, pero volvió a estrellarse con Carrizo mediada la segunda parte. Sin embargo, en una de las escasas llegadas del Zaragoza, Jorge López sí encontró puerta desde larga distancia tras una gran intervención de Valdés.

El argentino se merecía como mínimo un gol y no paró hasta conseguirlo, con uno de sus intentos de vaselina frente al portero visitante. Hasta entonces no había tenido suerte el líder de un campeón crecido, y enrabietado, tras la derrota de 'Champions' y el traspié del Real Madrid en Gijón. Ahora ya manda en solitario.