Paro a la contra
Actualizado: GuardarLa Encuesta de Población Activa correspondiente al tercer trimestre del año constata que el paro se ha refrenado, al registrarse 14.100 desempleados menos con respecto a los datos previos al verano y mantenerse su porcentaje en el 17,9%. Pero esos dos resultados son demasiado modestos como para poder recibir esta última EPA con alivio; y menos aún cuando la fotografía que ofrece es la de un mercado laboral que desfallece sin el dinamismo de antaño, estancado en el drama de los cuatro millones de parados y que continúa destruyendo ocupaciones -74.800 de julio a septiembre- mientras crece el desánimo entre quienes buscan un empleo tras haberlo perdido. Un desaliento que se ha ido inoculando al conjunto de la economía a la par que se han ido incrementando el número de hogares con todos sus miembros sin trabajo -1,2 millones- y el de aquellas personas que llevan al menos un año fuera del mercado laboral, con una cifra pareja. El panorama descrito es tan desolador que cualquier estadística que refleje una contención en el aumento del paro supone un respiro para una economía atenazada por la crisis. Pero, al tiempo, el deterioro es aún tan crítico que invita a asumir que aunque la recuperación empiece a dejarse sentir en el crecimiento a partir del próximo año, es más que probable que tarde mucho más en poder reanimar nuestro mercado laboral. Y una recuperación sin el empleo restablecido supone una fórmula de salida de la recesión incompleta.
Es sumamente complicado encarar el desafío pendiente de una mayor productividad laboral cuando los principales esfuerzos van dirigidos a actuar como dique frente a la continuada destrucción de empleo. Así lo atestiguan tanto la orientación del primer Plan E de inversión local -cuyos efectos han sido visibles especialmente en el declinante sector de la construcción-, como el hecho de que sólo una tercera parte de los trabajos movilizados lo haya sido de nueva creación. El Gobierno aprobó ayer el segundo Plan, con una dotación de 5.000 millones, con el objetivo declarado de generar 200.000 empleos estables que coadyuven al tránsito hacia un patrón económico sostenible. Las bondade de esa pretensión se ven cuestionadas cuando aún se desconoce la literalidad del proyecto de economía sostenible anunciado en mayo por Zapatero. Y cuando los Presupuestos recogen un significativo recorte en la I+D+i, el eje para cualquier ambición de enderezar nuestro mercado laboral.