LA ESPINITA CLAVÁ

Breve fábulade tres ojitos

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Nos torturamos a diario pensando en todo el daño que la tele puede hacer a los niños. En lo malo que es Física y Química (¿es verdad que aquella niña se va a liar con un treintañero?) y hasta a los Lunis les vemos sospechosos. A los ojos de un psicólogo, quizá ni Heidi pasaría el examen -qué hace esa niña viviendo aislada con su abuelo y durmiendo en el desván- y desde luego, Marco (el del mono) suspendería, porque causaría un enorme trauma en las pobres mentes inocentes, tan acostumbradas a no sufrir.

Los padres vigilan sí, pero sólo la tele. Tal vez deberían preguntarse qué les leen en clase. He aquí, un ejemplo: Un ojito, dos ojitos y tres ojitos, el cuento con el que este trimestre han tenido que trabajar algunos niños de cinco años en colegios de Cádiz.

El argumento no es muy complicado. Un Ojito, Dos Ojitos y Tres Ojitos (que parecen nombres sioux) son hermanas. La rarita -en eso sí hay correción política- es la que tiene dos iris, a la que sus hermanas le hacen la vida imposible. En realidad, la alteración biológica es lo de menos, porque en el texto, Dos Ojitos sale triunfante cuando consigue tener acceso a unas frutas de oro que un buen día le regala a un joven jinete que pasaba por ahí. El chico, agradecido, le pregunta: ¿Qué puedo hacer por ti? Y Dos Ojitos contesta que sólo desea ser feliz y por eso el joven se la lleva a su palacio y se casa con ella.

Todo con sus correspondientes dibujitos (él, en uniforme de gala; ella, de blanco impoluto). Extraigan ustedes la moraleja y no se extrañen de Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente y todas esas palurdas que esperaban al hombre de sus sueños. Disney es el que hace el molde.