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La provincia cuenta con 148.900 parados con edad y ganas de trabajar, según los datos de la encuesta de población activa del INE. / ROMÁN RÍOS
Ciudadanos

La provincia pierde hasta 121 puestos de trabajo al día

La crisis genera en los últimos 12 meses casi un tercio del total de los desempleados La provincia depende de los servicios, que ocupa a tres de cada cuatro trabajadores

JAVIER LÓPEZ
Actualizado:

Como una ola. Así está el mercado laboral en la provincia de Cádiz, como una ola. Los datos del paro son un juguete de las aguas. Vapuleados por su fuerza, vienen, van, chocan contra las rocas y yacen en la arena mientras recuperan el aliento. La última oleada de datos de la encuesta de población activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre de 2009 y que ayer hizo pública el Instituto Nacional de Estadística tiene dos caras bien diferenciadas. Por un lado muestra un previsible respiro en el transcurso de un trimestre a otro; un golpe de extrema violencia en el transcurso de un año, por el otro.

148.900. No son números. Son los gaditanos que, según la EPA, quisieran trabajar y a los que el despertador no les urge cada mañana para acudir a su puesto. Hace un año eran 44.400 menos. Esta es la cantidad en la que se ha incrementado el número de desocupados en la provincia en tan sólo doce meses. Dicho de otro modo, la recesión económica ha devorado 44.400 empleos en un año en Cádiz. Cada día de los últimos 365 hubo 121 gaditanos que perdieron su trabajo, 847 a la semana. Este aumento es del 42,5% con respecto a los 104.500 desocupados que contabilizó el INE en el tercer trimestre de 2008. El delegado provincial de Empleo, Juan Bouza, dijo al respecto que el último ejercicio «fue tremendo y los primeros meses de 2009 también fueron malos». Son los estragos de la crisis. Pero son sólo una muestra, el escaparate de tan sólo un año.

No se comenzó a hablar de dificultades económicas hasta entrado el año 2008. Los expertos apuntan hoy a que la crisis comenzó un año antes, aunque no se supo hasta después. El ejercicio de 2006 aún se computa entre los de bonanza económica. Si se echa la vista atrás en los datos de la EPA, hay que retroceder hasta este año para dar con una variación interanual de esta estadística en la que se recoge una bajada del número de parados con respecto al tercer trimestre del año anterior. A partir de ahí, la subida es constante. En tres anualidades se han destruido 80.400 empleos. De entonces a esta parte, el número de desocupados se ha incrementado en un 117%. Este análisis también deja un dato desolador sobre la estadística hecha pública ayer. Más de la mitad de la destrucción de empleo a la que ha dado lugar la crisis económica ha tenido lugar en los últimos doce meses.

La tasa de paro en la provincia se sitúa en el 26,3%, la cuarta más alta de Andalucía y la quinta de España. Experimenta un ligero descenso con respecto al segundo trimestre (tan sólo 15 centésimas), pese a que la variación trimestral del número de desempleados es positiva, del 0,4%. Esto se explica porque la población activa de la provincia -la que está en edad y disposición de trabajar- también ha aumentado. Y lo ha hecho en la suficiente medida -5.000 personas más- como para que la proporción de parados descienda pese a que su cantidad en términos absolutos se haya incrementado -600 personas más-. Y aún así, esta referencia del mercado laboral se ha incrementado en casi 7,5 puntos porcentuales en tan sólo un año.

El respiro

¿Qué refleja esta pequeña subida del número de desocupados? Es el pequeño respiro entre una ola y la siguiente. Y era tan previsible como que tras la arremetida de una onda marina, ésta retrocede. Desde el pasado abril y hasta agosto, descendió el número de demandantes de empleo registrados por el Servicio Andaluz de Empleo en la provincia. No fueron grandes bajadas, pero las campañas de Semana Santa y de verano en la hostelería, así como los planes anticrisis puestos en marcha por las administraciones central y autonómica permitieron ligeras reducciones mensuales del número de parados. Esta situación tiene, lógicamente, iguales consecuencias en la estadística trimestral que elabora el INE.

Los datos señalan una enorme dependencia del sector servicios por parte del mercado laboral gaditano. Tres de cada cuatro trabajadores de la provincia lo hace en este ramo, que incluye a la hostelería y el comercio. La industria emplea a uno de cada diez. La construcción, antiguo motor económico antes de la explosión de la burbuja inmobiliaria, es ahora el tercer sector, que emplea al 9% de los trabajadores. La agricultura es el que menos puestos proporciona, tan sólo ocupa al 3,5% de los ocupados gaditanos.

Reacciones

Bouza señaló que los resultados de esta tercera oleada de la EPA han sido «buenos en términos generales con 4.500 ocupados más» que en el segundo trimestre del año. Aún así, manifestó que no tenía una satisfacción absoluta por la persistencia del gran número de parados con los que cuenta la provincia. El secretario general de CC OO, Manuel Ruiz, aseguró que los datos de la EPA reflejan que la actividad productiva de la provincia se ha estancado y demandó inversiones públicas que reactiven la economía. «La generación de empleo es nula para los ya desempleados y ara los jóvenes que pretenden incorporarse al mercado laboral», apuntó Ruiz. Exigió un aumento de la protección social en la provincia, sobre lo que aseguró que ya hay familias que «comienzan a pasar verdaderas dificultades». Su homólogo en UGT, Pedro Custodio González, volvió a calificar como «parches» las políticas que desarrolla el Gobierno para contener la destrucción de empleo. «Lo que necesitamos en nuestra provincia es que se ejecuten de una vez por todas los distintos planes de industrialización y de infraestructuras», dijo González, a lo que añadió su posicionamiento en contra del recorte de inversión pública en I+D+i en los Presupuestos Generales del Estado. Ambas formaciones sindicales demandaron un cambio de modelo productivo para la provincia. Una nueva marea económica que permita la mejora de los números de la provincia. Aunque antes llegará la EPA del último trimestre del año, sobre el que Bouza augura que traerá malos datos. Se conocerá en enero. La última mala ola del año.