ANÁLISIS

Ambiente irrespirable

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F ue Enrique Tierno Galván quien dijo que los bolsillos de los gobernantes debían ser de cristal, y ya ven en lo que estamos. Desde la muerte del fundador de aquel Partido Socialista Popular a hoy ha llovido mucho. Y vamos a peor. Los periódicos se disponen a publicar la geografía de la corrupción en España. Sé que hay quien prepara un mapa de la corrupción con la misma calidad infográfica con que se hacen los mapas del tiempo: aquí un cohecho nublado, aquí una malversación luminosa, aquí una torrencial operación de blanqueo de dinero y más allá un poco de niebla para vender unos terrenitos que hoy son olivares y mañana apartamentos.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Se me ocurren algunas explicaciones. La primera, y sé que suena muy solemne, es la falta de valores y principios o, mejor dicho, la facilidad con que hemos interpretado valores y principios que han sido inmutables hasta ayer mismo. De niños aprendimos que robar era pecado, que estaba mal y que la restitución sólo venía si devolvías lo que no era tuyo.

Pero ahora hemos interiorizado la corrupción como algo normal. En invierno llueve y algunos políticos roban. ¿Hasta cuándo? Hasta que el cuerpo aguante.