Laudrup no está de acuerdo con la propuesta. / EFE
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Laudrup rechaza la oferta

Mientras el Atlético busca entrenador, Abel podría sentarse en el banquillo ante el Mallorca sabiendo que está despedido

COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Abel Resino está virtualmente destituido como técnico del Atlético, pero podría sentarse en el banquillo mañana frente al Mallorca, ya que a última hora de ayer el danés Michael Laudrup rechazó la oferta del club rojiblanco. Una situación rocambolesca que demuestra la crisis por la que atraviesa esta entidad. «Agradezco el interés de un club tan importante, pero no entrenaré al Atlético», anunció el ex técnico del Getafe, cuyas pretensiones deportivas, más que las económicas, no coincidían con las de los dirigentes colchoneros.

Tras fallar la opción preferida por el presidente Enrique Cerezo, el Atlético apunta ahora hacia Quique Sánchez Flores, sin descartar las opciones de Bernd Schuster y Luis Aragonés.

En una jornada surrealista, los dueños del club negociaron de forma paralela el finiquito del toledano y el nuevo contrato con Laudrup. Tras muchas horas de dimes y diretes, al final no consiguieron cerrar ni una cosa ni otra y trasladaron la opción de aguantar a su todavía entrenador un partido más. Se espera un ambiente hostil en el Calderón, con una afición harta de la improvisación y de ver deambular sobre el césped al equipo más goleado del campeonato.

Por Laudrup se había decantado Cerezo para intentar reanimar a un equipo autodestructivo que necesita un revulsivo cuando sólo se llevan disputadas siete jornadas de Liga, y tres de competición europea, sin que haya sido capaz de ganar un partido ni marcar un gol. Abel, renovado a la fuerza por lograr la clasificación para la Champions, llevaba varias semanas contra las cuerdas. Salvó el primer match ball frente al Zaragoza, pero no pudo superar el de Stamford Bridge, en una nueva demostración de ridículo defensivo, de falta de compromiso de los jugadores y de incapacidad ofensiva, pese a contar con Agüero y Forlán. Quien ocupe el banquillo colchonero tendrá que lidiar con la inestabilidad permanente de un Atleti perdido en los despachos y en el campo.

Escasa popularidad

Por otra parte, la afición rojiblanca no había acogido de buen grado la opción de Laudrup. No por su pasado madridista, sino porque el Calderón reclama un entrenador con carácter, autoritario y con ascendencia en el vestuario.

Los seguidores de la entidad no le veían como el salvador de un grupo no acostumbrado a elaborar y al que ya acucian las urgencias. Cuestión de gustos.