Delibes de Castro apuesta por la ciencia y la literatura para conocer la naturaleza
Para el biólogo -que abrió ayer el congreso de la Fundación Caballero Bonald- la razón científica «elimina el misterio» «Somos los humanos los que necesitamos a la naturaleza»
JEREZActualizado:Miguel Delibes de Castro creía que inaugurar el congreso de la Fundación Caballero Bonald era «excesivo» para él pero se equivocó. El biólogo abrió ayer el debate desde el primer minuto de su intervención introduciendo otra variable más: el misterio. «La ciencia conmueve menos que la literatura porque elimina el misterio, que asusta pero también atrae al hombre», aseguró el hijo del conocido escritor.
A pesar de sus diferencias «la ciencia y la literatura son distintas pero las dos son imprescindibles para alcanzar un conocimiento integral, racional y emocional de la naturaleza que necesitamos conservar».
Durante su intervención, Delibes de Castro contó que el papel de la ciencia en este triángulo ha sido el de «constatar que la naturaleza ha perdido en la batalla contra el hombre». Citó a modo de ejemplo «buena literatura sobre esa lucha, como la Oda al mar, de Neruda o El viejo y el mar». El especialista e investigador compartió ayer la idea de que «muchos escritores tienen una tierra, un paisaje, una naturaleza propia desde la que contar sus historias. Más que patrias, son matrias: tierra madre que deja a los personajes instalarse en ella».
Argónida
Entre los textos y autores que mencionó ayer Miguel Delibes de Castro no podía faltar José Manuel Caballero Bonald y su Argónida: «La literatura ligada a un territorio ha sido en ocasiones implícita o explícitamente ecologista», dijo.
«La literatura es más humana, recurre a las percepciones, a la emoción mientras que la ciencia renuncia a todo esto. Es una manera un poco rara de pensar», reconoció.
Conciencia ecológica
Según Delibes, «la ciencia también nos enseña que somos los humanos los que necesitamos a la naturaleza y no al revés. Destruirla tiene un precio porque desaparecerán las circunstancias amables que facilitan la vida». La isla de Pascua bien puede suponer un claro ejemplo de destrucción del medio ambiente: «Podríamos colapsar la sociedad si agotamos los recursos de la tierra exigiéndole a la naturaleza más de lo que puede dar».