«Siempre hay una pequeña muerte y un nacimiento con cada estreno»
El veterano actor andaluz abre esta noche la XIV edición del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz con 'El testigo', una adaptación de la obra de Fernando Quiñones
CÁDIZ Actualizado: GuardarMientras habla, el oyente se deja seducir por la fuerza de la palabra, se abandona y permite que lo manejen como un pobre títere, un ser inanimado que se encuentra a merced de un poder superior. La elocuencia de su discurso abruma y produce una insólita embriaguez que hace imposible resistirse a su embrujo. La palabra se impone por encima de todo. Es el arma secreta de este alquimista que desde hace años llena los principales escenarios del país con sus personajes temperamentales y sus ágiles monólogos. El Brujo vuelve a escena, en este caso a las tablas del Falla de la mano de un relato de Fernando Quiñones, El Testigo, la obra que abre el FIT.
-¿Cuál ha sido el personaje que más le ha costado trabajar y le ha resultado más difícil quitarse de encima?
-Cuando hice La Taberna Fantástica, mi reconocimiento como primer actor y mi primer gran éxito, tenía menos técnica y más deseo de tener triunfar, de salir adelante y más ansiedad. Me metí mucho en el personaje, me impliqué emocionalmente y me costó quitármelo. Con los años me he dado cuenta que no es necesario implicarse tanto. El actor debe mantener una especie de distancia cognitiva frente al trabajo que se hace. Si no, es un batiburrillo y es excesivo. No hace falta morirse para interpretar a un moribundo, sino estar muy vivo y con la cabeza en su sitio.
-¿Hay algún personaje que no haya tenido todavía oportunidad de interpretar?
-Me gustaría acercarme al teatro de Shakespeare. He leído mucho sobre él y su espíritu pero todavía no he hecho ningún trabajo al respecto. Más que Macbeth o Hamlet me gusta el personaje del Rey Lear y su bufón. Son dos aspectos de una misma fuerza. El Rey Lear es la obra shakespeariana que más me conmueve.
-¿Con qué personaje de la historia universal se quedaría y con cuál de ficción?
-De la historia me quedaría con Jesucristo. De la ficción no sé, con El Quijote quizás.
-Defina con una palabra a tres de sus directores más habituales: José Luis Alonso de Santos, Fernando Fernán Gómez y Darío Fo.
-José Luis Alonso de Santos es mercurial, es el mercurio, que se mueve con rapidez, no lo coges y se te escapa. Darío Fo es bufo, pantagruélico, es una orgía de risas, representa todo esa tradición de la juglaresca. Fernando Fernán Gómez es inconmensurable.
-¿Vive el teatro un buen momento?
-El teatro vive un momento relativamente bueno, mucho mejor que el cine. Pese a la crisis, sigue sin resentirse la afluencia de público.
-¿Qué opina de la tendencia de poner a los teatros nombres de marcas comerciales?
-Es un horror pero entiendo que si les dan mucha pasta cambien el nombre y hasta el apellido.
-¿Cuál es el mayor miedo al que se enfrenta un actor?
-No es a que se te olvide el texto como tradicionalmente dicen, sino a que no te paguen.
-¿Qué opina de la proliferación de musicales?
-Los musicales llevan mucho público a los teatros, algunos son muy buenos. No pertenecen a una tradición española, porque la española sería la revista. La revista musical era un cómico o una vedette que hacían chistes muy paletos pero que tenían creaciones impresionantes. Algunos empezaban a hacer humor pero terminaban haciendo llorar al público como Antonio Casal. Si hubiera evolucionado y seguido desarrollándose sería un nuevo género. Pero desapareció y nos viene lo que llega de América. Esas producciones que se compran los derechos, toda la escenografía...
-¿Cuál es el proceso que más disfruta a la hora de acercarse a un personaje nuevo?
-Un personaje nuevo siempre es una renovación de ti mismo. Siempre hay una pequeña muerte y un nacimiento con el estreno. Los estrenos de obras con las que se está comprometido implican una renovación completa de ti mismo, una catarsis, te cambia hasta la salud...
-¿En qué se parece la vida al teatro?
-La vida no se parece a nada, la vida es la vida.
-¿Drama o humor?
-Me gusta un teatro donde no hay compartimentos estancos. En la tragedia puede haber momentos de humor. Se habla de la tragicomedia como género. El testigo tiene ingredientes de la tragicomedia, momentos de risa melancólica, amarga, poética y momentos también trágicos...
-¿Cuáles son los mejores actores teatrales que ha dado España?
-Fernando Fernán Gómez, José María Rodero, Josep María Flotats, José Luis Gómez, José Pedro Carrión, Santiago Ramos...
-¿Le gustaría protagonizar algún duelo interpretativo con alguno de ellos?
-No, porque yo trabajo solo. Además, no me gustan los duelos, me gustaría poder estar acompañado algún día por alguno de estos actores pero no como un duelo.
-Si ahora comenzara su carrera, ¿qué cosas haría y cuáles no?
-No sé, cuando uno empieza sólo quiere sobrevivir. Con hacer obras y vivir de esto ya es mucho. Luego la vida te va llevando por un camino u otro.
-En el escenario para usted todo es accesorio y la palabra siempre es lo más importante, pero eso implica riesgos...
-La palabra es muy potente. Lo que hace falta es una conexión con la energía de la palabra, estar despierto a lo que dicen y al sonido de las palabras, y no todo el mundo lo está. A veces creemos que escuchamos pero no oímos más que lo que llevamos dentro, no lo que hay fuera. No oyes el sonido del claxon del coche, sino el ruido que hace el coche, eso es otra cosa. No hay ese sentido de la escucha. Cuando uno se despierta al sonido, descubre el poder de la palabra y cuando eso ocurre, crees en la palabra y no hace falta poner más mesas, ni nada sobre el escenario... Sabes que las palabras por sí solas funcionan...
-Usted que cultiva tanto el monólogo, ¿se sorprende muchas veces hablando solo?
-Uy sí, yo hablo mucho solo. Largos monólogos, pero no en voz alta. Muchas veces estoy en un monólogo interior.
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