PUERTO REAL LOS INQUILINOS

Una llave para la esperanza

Antiguos vecinos de San José Artesano y las Casitas Bajas corrían con impaciencia a abrir su nueva vivienda en alquiler en el polígono IV-A

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Ocho familias puertorrealeñas disfrutan ya de sus nuevas viviendas en alquiler en la zona del polígono IV-A, después de la entrega de llaves que tuvo lugar ayer en el salón de plenos del Ayuntamiento. Todas ellas proceden del realojo de las antiguas viviendas del núcleo de San José Artesano y de las conocidas como Casitas Bajas de la calle Ángel.

Las viviendas, construidas por la empresa Goncava y la Epsuvi, permanecerán en régimen de alquiler durante 10 años, después de los cuales sus inquilinos tendrán derecho a compra.

El Ayuntamiento ha cedido gratis el terreno para la construcción de las viviendas, «a pesar de las dificultades por las que pasamos, y que esa parcela nos daría ingresos», explica el alcalde, José Antonio Barroso, y tal decisión hace que se rebaje el alquiler.

«Esto es lo más»

Antonia Álvarez había vivido de siempre con su marido, Pedro, en San José Artesano. «Llevamos tres años de alquileres, y esto es lo más». Era tal la impaciencia de Antonia que salía corriendo al grito de «ahora mismo la voy a buscar». José Manuel Catalán, que acudía a la entrega con su mujer, Inma, es sobrino de Pedro y era y seguirá siendo vecino. «Allí éramos muchas familias en el mismo patio, y allí vivía desde que nací». José Manuel no había resistido la curiosidad, y se había pasado a ver su futura casa, «y por lo menos por fuera la veo muy bien, estamos muy contentos». Está seguro de la mejora, ya que explica que «donde estábamos había mucha humedad, esto va a ser un cambio radical».

Los que ya habían tenido más suerte eran el matrimonio formado por Juan José Torres y Carmen Velázquez. Tras 27 meses de alquiler (contados «uno a uno»), ya habían podido ver su casa por dentro. «Pensaba que iban a ser más pequeñitas», comentaba Carmen, que valora su nueva casa como el lugar ideal para criar a sus dos hijos. «Han hecho el reparto en función de la cantidad de niños, y por eso a la familia que tiene cinco le han dado la casa más grande». «Por algo primero piden el Libro de Familia», aporta Juan José.