MARÍA ACHA EDUCADORA CANINA

«¿Por qué le pegas si dices que le quieres?»

Formada en San Francisco, propone «educar en positivo» a nuestros perros, evitando los castigos

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Es un sinsentido. Le llamamos el mejor amigo del hombre, pero, a nada que se descuida, le untamos el morro en sus propios orines, le pegamos cuatro gritos o le arreamos un cachete en el culo si desobedece nuestras órdenes. Si persiste, mordaza, bozal y collar de castigo.

María Acha es una bilbaína que acaba de pasar dos meses preparándose como educadora de perros en San Francisco (EE UU) junto a Jean Donaldson, experta en comportamiento canino y una de las personas que han sentado las bases de un revolucionario método de adistramiento basado en los premios más que en los castigos. En sus aulas -consideradas como Harvard en lo que se refiere a temas caninos- se forman los adiestradores y paseadores que pueblan las aceras de Hollywood con racimos de perros. Cobran 15 euros por 40 minutos de tarea y, algunos, pueden pasear casi a una decena de canes a la vez.

La tarea de María Acha durante su formación en San Francisco consistió en adiestrar a tres perros que no conocía, llegados del refugio de animales que coopera con la escuela. Perros abandonados, apaleados en ocasiones; huérfamos de afecto las más de las veces. María les enseñó a obedecer, a controlar sus impulsos y a reaccionar ante el sonido de su klicker, aquella antigua rana de chapa que producía un sonido como de taba, y que se emplea ahora para educar a los perros.

Comprender a los perros

«Una de las claves que distinguen el trabajo y adiestramiento con refuerzo positivo es el acercamiento a los problemas de comportamiento de los perros. Cuando vemos a un perro haciendo algo que no nos gusta, la línea de pensamiento es: está haciendo esto, pero me gustaría que hiciera otra cosa. ¿Cómo le puedo ayudar a cambiar?. Nuestro sistema -apunta María Acha- es más humanitario y respetuoso, pero también más efectivo porque no se pierde tiempo y energía hablando sobre la testarudez, la malicia y las oscuras motivaciones de la mascota. No se le juzga como mal perro porque su comportamiento no sea el que deseamos. Sabemos que lo puede hacer mejor. Hay que centrarse en ayudarle y guiarle».

El castigo, asegura María, si se aplica «con la técnica adecuada» puede funcionar para extinguir un comportamiento. «Pero los efectos colaterales que puede crear y cómo afecta a la relación con tu perro lo hacen desaconsejable, incluso dejando de lado el componente moral del asunto», dice. «Lo mejor de nuestra técnica es que funciona, los perros aprenden. No es sólo buen rollo, es ciencia. Los perros no hacen las cosas por complacernos. Tampoco al contrario. Ladrar, morder, orinar, raspar y pedir comida son comportamientos innatos. Con las películas de Walt Disney se ha creado una imagen distorsionada de los perros. Y los dueños, la verdad, no quieren de sus mascotas más que tres cosas: siéntate, estáte quieto y espera. Es fácil. Y los premios -ilustra- no son sólo la comida. Podemos premiar a nuestro perro con caricias, sacándolo a pasear, dejando que socialice con otros perros, entregándole juguetes como los kongs, muñecos llenos de golosinas que ellos van sacando como si fueran sudokus... Cuando se establece esa corriente de simpatía, todo son ventajas para el perro y para el amo. Los perros quieren que sus dueños estén contentos porque eso desencadena situaciones de felicidad para ellos».

María Acha ha regresado a España cargada de conocimientos y técnicas para ayudar a mejorar las relaciones entre perros y humanos. Paseos privados y en sociedad, programas para preparar la llegada de un nuevo cachorro en casa, guardería, educación (algunas ofertas destinadas también a gatos), conforman la novedosa oferta de su estudio.

María Acha ha escogido media docena de buenos consejos para mejorar nuestra relación con los perros.

1. Seamos generosos con nuestro cariño y apreciación. Nos quejamos de lo que no nos gusta, pero nos cuesta reconocer lo que hacen bien. Si nos fijamos nos sorprenderá lo a menudo que lo hacen. Asegurémonos de valorarlo y recompensarlo. Si nos pasamos un poco, no hace daño.

2. Seamos consecuentes con lo que esperamos de nuestro perro. Todos los miembros de la familia deberían estar involucrados y tener los mismos objetivos. La coherencia es la clave del éxito

3. Seamos realistas, cambiar y aprender comportamientos lleva tiempo; los que son innatos (ladrar, saltar o excavar) son costosos de cambiar. Pero nunca es demasiado tarde, sólo lleva más tiempo.

4. La idea de usar premios (como comida, juegos, juguetes, paseos...) para enseñar a los perros. Evitar métodos abusivos que provocan ansiedad, miedo y agresividad.

5. Seamos profesores pacientes para nuestros perros, que sepan que pueden confiar en nosotros. Animemos y reforcemos los buenos comportamientos.

6. Cuando enseñamos a nuestro perro le damos las herramientas para vivir una vida más feliz en una sociedad humana y además reforzamos nuestro vínculo con él.

7. Seamos claros en lo que esperamos de nuestro perro y comuniquémoslo de forma eficiente. Si le gritamos ¡NO! cuando hace algo incorrecto no le estamos dando suficiente información (es una palabra que oyen continuamente). Digámosle al perro lo que esperamos de él. Si ves que va a saltar sobre alguien para saludar, pídele que se siente en lugar de gritarle simplemente ¡NO!.