Joan Laporta, lamentable protagonista

Cuando en lo deportivo pintan oros para el Barcelona y Joan Laporta encara su última temporada como presidente, resulta lamentable la actuación del personaje en cuestión mezclando fútbol con política. Si bien es cierto que nunca ocultó su nacionalismo, también es verdad que en los últimos tiempos ha radicalizado su independentismo de forma bochornosa: utilizando la plataforma del club como trampolín hacia la política. Y eso no es de recibo. Pero este señor, en la recta final de su mandato como dirigente, se está metiendo en arenas movedizas en su defensa del nacionalismo catalán, sin percatarse (o sí) que, como presidente del Barça, representa a numerosas personas y no todas son independentistas. Pero él, erre que erre, utiliza la popularidad que le da el palco del club para promocionarse como único líder capaz de unificar al nacionalismo catalán, arengando abiertamente a los catalanes a independizarse de España, con un discurso radical que desborda incluso el de Esquerra Republicana de Cataluña. Hasta el propio presidente de Cantabria, Revilla, acusó a Laporta de «hacer mucho daño al Barça con la deriva política que está llevando», a lo que el dirigente del Barça respondió: «Es que España está machacando a Cataluña». Sobre el tema de la investigación que el club realizó a cuatro vicepresidentes, Laporta afirma que es un asunto ya resuelto y que proviene de la «caverna mediática españolista». Vamos, que ni el peor Jesús Gil le igualaría en incongruencia, en desatino, en provocador, en radical, en lunático... Una lástima que en la mejor etapa del Barça, y última de Laporta, éste acabe siendo odiado por los que sienten y aman los colores azulgranas, club que no merece que uno de sus dirigentes se apoye en la entidad para promocionarse como independentista.