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El Ejército de Pakistán estrecha el cerco sobre el feudo de los talibanes
Islamabad encuentra dificultades para acabar con el santuario terrorista que hace frontera con Afganistán
Actualizado: GuardarLas primeras cuarenta y ocho horas de combates en Waziristán del Sur se han cobrado la vida de sesenta talibanes y cinco militares, según el comunicado oficial del Ejército paquistaní. Los mandos aseguran que se registran fuertes enfrentamientos en diferentes puntos de esta pequeña región del cinturón tribal que hace frontera con Afganistán. Treinta mil soldados participan en esta operación por tierra y aire, con el objetivo de acabar con el santuario de Tehrik-e-Talibán Pakistán (TTP), el grupo que en la última semana ha matado a cerca de doscientas personas en diferentes atentados a lo largo del país. De momento han logrado destrozar seis posiciones antiaéreas y ocupar posiciones estratégicas desde las que poder controlar los movimientos de los insurgentes. Se estrecha el cerco sobre el líder de TTP, Hakimulá Mehsud, y los próximos días constituirán toda una prueba para comprobar la verdadera capacidad de los diez mil milicianos que luchan a sus órdenes, según manifiestan los servicios de inteligencia.
De acuerdo con la versión militar, en algunas zonas los civiles enarbolan banderas blancas y son dejados en libertad después de que las fuerzas de seguridad llevan a cabo registros en sus casas. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), desde el pasado agosto 100.000 personas se han registrado como desplazados de Waziristán del Sur, un lugar que se estima puede tener medio millón de habitantes. Con el inicio de las hostilidades se vuelve a vivir un éxodo a zonas seguras en los distritos más próximos y los oficiales paquistaníes temen que la cifra final de refugiados llegue hasta los 200.000.
La guerra en Waziristán del Sur, como la de Swat, es ciega y sólo los desplazados ponen cara a lo que ocurre. No se permite el acceso de prensa local ni extranjera. Los portavoces talibanes también hablan con los medios y ayer anunciaron que habían causado «importantes bajas al enemigo, que intenta acceder a nuestra tierra, pero no puede». Un extremo que, como la información militar, es imposible contrastar.
Avance lento
De momento, en las primeras 48 horas parece que no se ha llegado a los verdaderos feudos insurgentes. Se avanza lentamente intentado rodear al enemigo y la operación puede alargarse de seis a ocho semanas, según fuentes castrenses citadas por el canal Dawn. El portavoz del Ejército, Athar Abbas, por su parte, insistió en que «seguirá hasta que logremos nuestro objetivo. De momento hemos bloqueado todos los accesos y salidas a Waziristán».
Es la cuarta vez en los últimos años que Islamabad trata de imponer su ley con la fuerza en este auténtico agujero negro del norte del país, una zona que se sitúa a los líderes principales del movimiento talibán e incluso de Al-Qaida. Las tres anteriores acabaron con treguas que finalmente los insurgentes hicieron saltar por los aires con sus ataques en todo el país. Esta vez la presión norteamericana es muy fuerte y parece que no hay lugar para pactos porque Washington exige una operación de limpieza en toda regla.