Justicia al enfermo
Actualizado: GuardarLos medios han dado recientemente la noticia del juicio a un hombre afectado por una enfermedad mental, y como madre de una persona afectada por una enfermedad mental me encuentro haciendo un ejercicio de imaginación. Me imagino que en vez de estar sentado en el banquillo de los acusados una persona con enfermedad mental, quienes están son los verdaderos culpables: los médicos que los atienden, no todos; los médicos que les niegan el ingreso cuando lo necesitan; el sistema sanitario que no les provee de los recursos que necesitan para, en muchos casos, su recuperación total y en otros casos, la reinserción social y laboral dentro de las posibilidades que la enfermedad les permite; y el sistema judicial, que prefiere darles una orden de alejamiento para que no hagan daño, en vez de una orden de tratamiento y seguimiento médico adecuado, así como asistencial; y a la sociedad que no quiere ver la verdad y culpa y juzga a los que en realidad son las primeras víctimas.
Me imagino a la sociedad viendo la verdad y del lado de las personas con enfermedad mental, apoyándolas, acogiéndolas, comprendiéndolas y por el contrario, estigmatizando, teniendo miedo y juzgando a los verdaderos culpables de todos estos sucesos y desgracias personales, los arriba mencionados. Una sociedad que al ver la verdad consigue que la situación cambie.
Maradona, en su época de futbolista, hacía hablar al balón. Muy diferente es cuando él mismo abre la boca. Hablando en plata, que por algo es de Argentina: mejor que se calle. Contrasta el bajo perfil que muestra con, por poner un ejemplo de su mismo país, su compatriota Campanella, cuya última película es una maravilla. Pero el director bonaerense no tiene tantos seguidores como la ex figura futbolera, ni nos ponen en los informativos tantas declaraciones suyas. Así, estamos expuestos -con más complacencia de la debida- a perder el tiempo oyendo vulgaridades de personajes que tienen poco que contar y que, en lamentable realimentación, van ocupando más espacio público cuantos más despropósitos dicen.