CUARTO DE PALABRAS

Una de surrealismo

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La conocida historia estadística en que cada uno/a se come 1,2 pollos/as, da en perversión trasladada al hecho de que cada gaditano/a tenga esos nueve mil y pico de euros ahorrados. Eso sí, ganas de cachondeo tenemos como el que más (o más), y tiempo para mirarnos el ombligo (lo que viene siendo babear cuando aparece el término Cádiz en Internet) más que él que más (incluso más...). Ahí estamos, en el Monopoly, y en azul oscuro, que son las casillas más caras del juego. No sé a cuanto estará un lavadero en el casillero de la calle Pasquín (vaya, con lo tuyo no le llega), pero si caes en la casilla Parking Gratuito, denuncia al Monopoly del tirón... Mira, con lo que tienes ahorrado y con un poquito que ponga el sangui de su parte, si no se te va en pagar impuestos, fijo que caes en la casilla propiedad de tu cuñado y te saca un ojo de la cara en alquiler (sabiéndolo, se tira a por los nueve mil y pico euros). Esto es lo que tiene el juego, y aunque te apuntes a los 420 euros y vuelvas a darle al dado por ser el Rockefeller de la provincia (en algún lugar estarán esos doce mil millones de euros ¿no?), siempre hay alguien con más potra y te pisa el Palacio los Mora... Surrealismo, quillo/a. Es curioso, hoy precisamente se celebra el Día Mundial contra la Erradicación de la Pobreza y, cosas del azar, el aniversario del primer sorteo de la Lotería Primitiva. De momento te cae más cerca la expendeduría de boletos, pero no deja de ser surrealismo. Como surrealismo era aquella cuarteta de febrero que decía «Si tú eres de Borno(s) y yo del Gasto(r), el sitio en que vivimos los dos, termina en o». Estadísticamente es cierto, pero si tú eres el del pelotazo de Bornos, pronúnciate, pisha, que nos has colocao a todos los del Gastor con diez mil euros, y a lo más que llegamos algunos es a comernos un pollo o, por ser políticamente correcto, una polla.