Darwin también miró las piedras
Diputación rescata el facsímil de la obra 'Geología', publicada por el científico en 1849 y traducida por primera vez en Cádiz en 1857
CÁDIZ Actualizado: GuardarAntes de revolucionar la teoría de la evolución de las especies y ser la piedra de toque de la ciencia de los seres vivos, Charles Darwin miró a las piedras, al suelo. El científico, del que se conmemora el bicentenario de su nacimiento, es el autor de una obra sobre geología cuya primera traducción, descubierta recientemente, volvió ayer a la vida de la mano del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz.
Revive en forma de facsímil en Cádiz «como un hecho histórico», dice Jaume Josa del CSIC, uno de los descubridores del volumen. Como casi todo en la historia, la reedición tiene algo de críptico. hace poco tiempo, Josa y Alberto Gormis (Universidad de Alcalá), dos de los pilares de la Historia de la Biología hicieron un curioso descubrimiento.
Los dos científicos estaban enfrascados en el estudio de una bibliografía sobre Darwin en castellano cuando dieron con una obra «desconocida». No dudaron en proponer su publicación a Diputación.
¿Porqué a la de Cádiz? Porque una vez más, la ciudad se había convertido en el eslabón de uno de los procesos del conocimiento de la historia. El libro del que se edita el facsímil se había publicado en Cádiz, justamente en el establecimiento Librería, de la Revista Médica.
Claro, que en esa época, los libros no se traducían solos, y este estaba en inglés. En ese momento entra en escena el actor que se reparte con Darwin el protagonismo en al trama. El traductor. Juan Nepomuceno de Vizcarrondo.
Con ese nombre no podría haber sido otra cosa que marino. Era de San Fernando, nacido en 1791 y a los 12 años ya servía como guardamarina en la Armada. De ahí, viajes y batallas, fue subiendo hasta hacerse brigadier en una carrera segura que remató con un escándalo por contrabando del que fue exculpado. Y se retiró en Cádiz. Su pasión, desde entonces, fue traducir del inglés las obras que partían el bacalao en conocimiento científico.
Traductor sin cara
Una de las que cayó en sus manos, la que sujetaba Jauma Josa emocionado, era el Manual de Investigaciones Científicas editado en 1849, un ramillete de estudios entre los que figuraba la geología de Darwin. Josa y Gormis le siguieron la pista al marino hasta su enterramiento, ayer en el cementerio de Chiclana, aunque les queda una espinita por sacarse. «No tenemos su cara, ni un retrato», dijo Gormis.
Lo que sí que tienen es su obra, un cuadernillo que ha vuelto a la vida después de un trabajo exhaustivo de limpieza y una edición elegante y cuidada.
El contenido es el esperado de una mente como la del científico inglés que se dedicó a «recoger todo». No se trata de una antigualla. «Sirve y servirá para los estudiantes y se sigue utilizando como material didáctico», aseguras Josa. El interés por la geología ya estaba en Darwin antes de su feliz hallazgo en las Galápagos. Ya miraba al suelo. Tener la prueba cuesta 12 euros.
apaolaza@lavozdigital.es