El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en un momento de su visita a la mezquita de los Omeyas. / AFP
ESPAÑA

Zapatero reivindica una implicación «más efectiva» en Oriente PróximoPromoción de Barcelona

Cree que su función como actor internacional «está encarrilada» tras el encuentro con Barack Obama

ENVIADA ESPECIAL. DAMASCO DAMASCO Actualizado: Guardar
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Dice José Luis Rodríguez Zapatero que tanto esperar a que Estados Unidos le considerara digno de poner un pie en la Casa Blanca «ha merecido la pena». Tras más de una legislatura condenado al ostracismo por haber roto el compromiso de José María Aznar con la invasión de Irak, el presidente del Gobierno respira y saca pecho. Cree que España ocupa ahora el lugar que le «corresponde» y que por fin su papel como actor internacional está «encarrilado». Son sus conclusiones del encuentro que el martes celebró en Washington con Barack Obama.

Tampoco es que fuera una cita con resultados concretos. Zapatero no se llevó nada firme bajo el brazo y Obama tampoco, porque, según el jefe del Ejecutivo, ni se pusieron cifras a ese «sólido» esfuerzo que España hará en Afganistán a través de los prometidos efectivos de la Guardia Civil («no hay nada avanzado», admitió) ni se habló de la contribución española al cierre de Guantánamo. Supuestamente, el Ejecutivo está dispuesto a acoger al menos a dos prisioneros sin cargos.

Pero es que lo que resulta relevante para el presidente español es que, tras años de penurias, su país tiene hoy un «estatus adecuado» y una interlocución «fluida y fácil» con la Administración norteamericana. Lo dijo en una charla con la prensa que estos días sigue sus pasos, minutos después de aterrizar en Damasco.

Zapatero está convencido de que Obama ha sabido entender y respetar el modo en que su Gobierno desea contribuir a la seguridad en el mundo. Para Afganistán, refuerzos militares al margen, propuso «un par de ideas de estrategia»: la creación de un fondo de estabilización agrícola que permita ganar en autosuficiencia alimentaria y ofrezca a los jóvenes una salida laboral alternativa al cultivo del opio y un programa de relaciones con las autoridades locales. En ambas iniciativas trabaja ya el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Es, sin embargo, en Oriente Próximo -el otro objetivo prioritario del presidente de Estados Unidos- donde la aportación española puede ser, según Zapatero, más valiosa. En una entrevista a la cadena qatarí Al Jazeera, emitida con motivo de su llegada a la región, el presidente del Gobierno afirmó que su Gabinete ha tenido en muchas ocasiones un «papel determinante» en la búsqueda de soluciones al conflicto, aunque haya actuado de manera «discreta». Ahora quiere una implicación «más efectiva».

La importancia de España en estos momentos no obedece tanto a su rol particular, por más que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sea un relevante activo por su conocimiento y sus intensas relaciones con los implicados. Zapatero habla ya como próximo presidente de turno de la Unión Europea y es eso lo que le confiere un papel especial a ojos de EE UU.

Su estreno no estuvo exento de colorido. Apenas una hora después de llegar a Damasco, se dirigió a la mezquita de los Omeyas, donde mantuvo un chocante diálogo con el imán. Éste le habló del Corán. Y el presidente del Gobierno respondió: «Les deseo que sean felices y que sus palabras traigan la paz a toda la región; una paz de espíritu para todos los seres humanos como hermanos».

Siria es por su influencia en el mundo árabe un país determinante en el proceso de paz que Obama pretende arrancar en noviembre. España siempre ha tenido con él un vínculo especial y ahora aprecia una actitud positiva hacia el diálogo que Zapatero trató de pulsar en un almuerzo con el primer ministro, Naji Atri, y una entrevista con el presidente, Bashar al Assad. «Estamos en un momento determinante proclive a avances sustanciales en torno a la paz», afirmó.

Una guía de Barcelona. Ése fue el principal regalo del presidente del Gobierno a Obama en su primera visita oficial a la Casa Blanca. Al menos, el que destacó el propio presidente del Gobierno cuando se le preguntó sobre el asunto en su encuentro informal con la prensa española en Damasco. Lo cierto es que hubo otros. Más importantes y de mayor valor simbólico. Pero el 'culé' sólo cayó en éste.

No fue, dicen sus asesores, una guía cualquiera en edición de bolsillo, sino algo más sofisticado. El presidente de los Estados Unidos conoce la Ciudad Condal por sus andanzas de juventud y tiene un excelente concepto de ella.

Lo que no conocía Obama es la existencia del primer dólar que circuló durante la Guerra de la Independencia, de origen español. Los dólares eran monedas acuñadas en la América Hispana y la escasez de libras durante el conflicto hizo que se adoptara como propia en lo que después fueron los Estados Unidos. Zapatero le regaló un facsímil. Y también una reproducción de las capitulaciones de Santa Fe, los documentos que recogen los acuerdos entre los Reyes Católicos y Cristóbal Colón, nombrado virrey y gobernador general de todas las tierras que consiguiera en su expedición a las Indias.

En contrapartida, recibió de Obama una réplica del segundo discurso inaugural de Lincoln, ahora inscrito en uno de los muros del 'Lincoln Memorial' de Washington.