Según mercado
Actualizado:Estamos haciendo lo posible por que nuestra banca se recupere. Deseamos que vuelva a ser lo que fue en los mejores tiempos para los banqueros y allegados, pero a pesar de nuestra obligatoria contribución, hagamos lo que hagamos, no está claro que pueda rehacerse. Algo habrán hecho mal. O quizá peor. Hay 100.000 viviendas embargadas y esa lamentable abundancia de pisos vacíos está desequilibrando el mercado, que siempre es conforme y según la célebre ley de la oferta y la demanda, que es la única que no hay que votar.
Los bancos se están transformando en agencias inmobiliarias y el extinto sector de la construcción teme que la cantidad de pisos deshabitados supere, con mucho, al de los que tienen dueño. El problema es gordo, ya que aunque se derrumbe la venta no hay demoliciones de edificios. Hay gente que para amenizar sus paseos apuesta a pares o nones el número de letreros donde pueda leer eso de se vende o se alquila. Los transeúntes están modificando sustancialmente nuestros índices de lectura. ¿Cómo desprenderse de más de 100.000 viviendas donde no vive nadie? Hay que bajar mucho los precios, pero con anterioridad hay que subir el sueldo de los presuntos compradores. El culpable es el ladrillo, según algunos, pero en opinión de otros la culpa la tienen los constructores, que han empleado parte del cemento como crema facial.
El asunto es complicado. Se asegura que el arte del comercio consiste en llevar una cosa del sitio donde abunda al lugar donde escasea, pero los pisos se están quietos. Algunos españoles estaban convencidos de que podían vivir, simultáneamente, en diez o doce y los compraron luego todos para revenderlos. Ahora están poniendo carteles. Cada vez más grandes.