Excusas
Actualizado:Todos los lunes tengo la misma sensación. Es como si yo hubiera visto otro partido diferente al de las crónicas, como si hubiera ido a otro campo distinto, todo lo que había oído a mi alrededor lo hubiera soñado, como si la pitada sólo la oí yo y la charla después del partido me la hubiera inventado. Perder no es para dramatizar, pero tampoco para tocar las palmas. Parece que nadie quisiera hablar mal y a todo se le busca una excusa. Que el entrenador contrario vuelque todo su juego sobre una banda y dos de los goles vengan precisamente por ahí es culpa del árbitro, que descolocó al futbolista en un momento clave. Que no seamos capaces de meterle un gol a nadie y los delanteros los saquemos al campo cuando vamos perdiendo tres a cero, es lo más normal del mundo. Que juguemos con ocho futbolistas de corte defensivo y nos goleen, es mala suerte. Que el Cádiz sea aburrido y previsible se llama orden táctico. A todo se le busca un por qué, cualquier cosa vale para disfrazar la verdad. Un amigo canario que vino a ver el partido me dijo al final que, si el Cádiz juega así todos los domingos, lo va a pasar muy pero que muy mal. Pero claro, él no es de aquí y no sabe que lo correcto sería decirme que no me preocupe, que peor que hoy es imposible que lo hagamos. Excusas y más excusas. El señor presidente dice que él no oyó más críticas que las de siempre, un futbolista que se retira del campo abucheado por todo el estadio dice que esos son los mismos que lo aplaudieron el domingo anterior. ¡Pues menos mal! Excusas y más excusas. El que se preocupe es porque quiere, porque razones no tiene ¿Qué no marcamos goles? Ya se marcarán ¿Qué no juegan los mejores? Ya jugarán ¿Qué el entrenador no se baja del burro? Ya cambiará ¿Qué ningún fichaje ha demostrado nada? Ya lo harán. No hay que preocuparse por nada, pues para todo hay una buena excusa.