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LA CASA PUERTA

Pablo Pineda

PEDRO ROMERO ciudadanos@lavozdigital.es
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Como diría un castizo gaditano: «ole sus cojones ahí...». Pablo Pineda es todo un ejemplo de superación y de lucha continua y constante sin bajar en ningún momento la guardia. Es el triunfo de un joven alegre, cariñoso e inteligente que contra viento y marea es diplomado en Magisterio y en Psicopedagogía, y encima, Concha de Plata del 57 Festival Internacional de San Sebastián, como mejor intérprete de la película Yo, también, ópera prima de los directores Álvaro Pastor y Antonio Naharro.

Para los amantes del cine y menos amantes Yo, también, es un punto de reflexión y de mayor conocimiento de la vida cotidiana de éstas personas que desde su fecundación como un castigo bíblico, los cromosomas le jugaron una mala pasada hasta que se miró en el espejo y comprobó que no era un niño como los demás. Su decepción y dolor íntimo los arrastraban como si fuese una penitencia inmerecida.

Hasta que el cielo se iluminó y la ciencia, los adelantos y las nuevas tecnologías les hizo sonreír y ser feliz. Detrás, sus padres hermanos y familias con el corazón y los brazos abiertos dispuestos a permanecer a su vera mañana, tarde, noche y madrugada. Dándole cariño, ternura, confianza y esperanza. Y mucho más todavía, colegios especializados y personal docente entregados a su noble y humana misión. Hacerles caminar...

Y ahí están. En el podio. En la cresta de la ola. La naturaleza de las cosas y la sociedad le han abierto los brazos y las puertas para que ocupen el lugar que les corresponde por su talento, su constancia, sus esfuerzos y su apego a la vida. Pablo es todo un ejemplo a seguir. Él, abierto las puertas de la libertad para decidir y soñar. A Pablo gracias a sus esfuerzos, le importa ya un carajo sus microsomas.