
Tan moderna y tan antigua
El bar La Moderna es uno de los principales espejos en que la sociedad jerezana se mira desde 1938. Es por ello que ha recibido el premio Ciudad de Jerez a la Promoción.
JEREZ Actualizado: Guardar«A finales del siglo XIX, se llamaba La Alhambra. Hasta 1930. Desde ahí, pasa a ser La Moderna, una sociedad formada por cuatro bares... cuatro cafés». Atilano Pacheco hace memoria, pero su hermano Alfonso le corrige: «Tres cafés, un quiosco...». Fernando, Fernandito, va de un lado para otro de la barra y no ha entrado todavía en la conversación. Convenimos finalmente, entre todos, en que era una sociedad formada por cuatro locales de restauración.
«Mi abuelo, Manuel Pacheco Garrido, adquirió el local en 1938». Atilano rememora orgulloso la historia de uno de los locales más emblemáticos del Jerez moderno y antiguo, inmortalizado por una canción de Navajita Plateá, que comienza algo así como: «Atilano, ponme un café y una tostá con manteca colorá». Volviendo a los orígenes, es en ese año cuando la familia Pacheco entra en acción. Atilano «presidente», como reza el cartel de la entrada, prosigue: «A partir de ahí, es lo que es hoy en día. El hijo mayor de mi abuelo, mi tío Titi (Manuel Pacheco Toro), cogió el local , pero luego lo dejó y, ya en los 60, lo retomó mi padre». Hasta 1982, cuando pasan a regentarlo los tres hermanos que lo llevan en la actualidad y que lo han hecho merecedor del Premio Ciudad de Jerez a la Promoción que se le entregó el viernes.
Entra la música
Es entonces cuando surge uno de los grandes hitos en el local, según Atilano Pacheco: «Pusimos la música y fuimos uno de los primeros bares en hacerlo, con rock and roll del bueno». Elvis Costello, Pretenders, The Clash, The Jam, etc. Y, como no podía ser de otra manera, el público joven de la época inundó el local atraído por el soplo de aire fresco
Aunque el gran boom, el «punto de inflexión» como dice Atilano Pacheco, tuvo lugar en el año 2001, que fue cuando se descubrió la muralla, se cambió el techo y se puso el suelo nuevo. Desde entonces y hasta hoy, se puede afirmar con rotundidad, tal y como hace Alfonso, que «es cuando mejor ha navegado este barco».
La Moderna es quizá el espejo que mejor refleja en Jerez las distintas idiosincrasias, desde el bohemio y el señorito hasta el hombre de negocios, pasando por un público joven y una enorme variedad de clientes. Mucha gente importante, especialmente artistas, han pasado por La Moderna y han probado sus tapas, sus vinos y sus deliciosos cafés, disfrutando de una decoración de la que pocos sitios pueden presumir, sobre todo desde que se descubrió la muralla que hay en su interior.
Entre sus paredes se han dejado ver músicos como Loquillo, Danza Invisible, Bebe y hasta el mismo Elvis Costello, sin olvidar que Los Delinqüentes son clientes habituales; también empresarios como José María Ruiz-Mateos, políticos como Jaime Mayor Oreja y pilotos como Ángel Nieto, por citar algunos. Pero, como dice Atilano, «la gente más importante son los anónimos». Si algo ha aprendido él, es que «la persona más humilde es la que al final echa una mano cuando se le necesita».
Clientes y amigos
Fernandito, como le llaman por ser el más pequeño de los tres hermanos, añade: «La Moderna sin nuestros clientes, a los que consideramos amigos, no sería nada».
Los hermanos Pacheco se complementan a la perfección. Todos destacan su gusto por la música, aunque Atilano se decanta más por la vertiente clásica y la ópera; Alfonso es el más rockero; y Fernando, bueno, a Fernandito le habría gustado ser futbolista, pero «como a todos los niños».
Entre los tres, han logrado reunir a cuatro y hasta a cinco generaciones, «desde el bisabuelo al bisnieto», señala con orgullo Atilano. Todos empezaron muy jóvenes. Atilano lleva 35 años trabajando en el negocio; Alfonso, 33. Que sean muchos más.