Aguilé destacó por su sentido del humor y el optimismo de sus canciones. / EFE
Sociedad

El showman de las corbatas imposibles

El cantante y presentador

MADRID Actualizado: Guardar
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Escribió 400 canciones, grabó más de 800, protagonizó películas, presentó programas de televisión, escribió libros para niños y fue finalista del premio Planeta en dos ocasiones. Se llamaba Luis María Aguilera Picca, pero siempre será recordado como Luis Aguilé. El simpático showman de las corbatas indescriptibles y las canciones de verano humorísticas, de origen argentino y nacionalizado español en 1990, murió ayer en un hospital madrileño a los 73 años.

El autor de La vida pasa felizmente, La chatunga y Juanita Banana, tres de sus muchísimos éxitos, padecía un cáncer y estaba ingresado desde la pasada primavera en el hospital Sanchinarro, donde había sido operado del estómago. En el momento del deceso, se encontraba acompañado por su familia, según detalló su sobrina Ana María Poncet. La capilla ardiente se instalará el próximo martes y el cuerpo del artista será enterrado el miércoles en el cementerio de Fuencarral, en Madrid, «ciudad a la que amaba. Ha sido muy digno en su enfermedad», declaró a la agencia Efe Víctor Saboya, su mánager durante los últimos doce años.

Nacido en Buenos Aires el 24 de febrero de 1936, Luis Aguilé destacó como cantante desde la adolescencia. De hecho, consiguió su primer contrato a los 15 años en una sala de fiestas porteña, La Maison Doré. A los 20 participó en un concurso de televisión, Music Hall, en el que obtuvo el suficiente éxito como para fichar por la discográfica Odeón, con la que grabó su primer disco, un sencillo con dos rancheras, El preso número nueve y Tu recuerdo. En 1957 llegaría su primer álbum, Luis Aguilé. El tercero, Luis Aguilé, vol. 3 (1960), ya fue un superventas en toda la América Latina. El cuarto incluía su primera composición propia grabada, La balanza. Tras la publicación de ese disco su discográfica decidió presentarlo en España, en un festival celebrado en Barcelona y en el que compartió cartel con el Dúo Dinámico.

Aguilé debutó como actor cinematográfico en La Chacota (1962), película que protagonizó junto a Mariquita Gallegos, y un año después se estableció definitivamente en España. Su primer éxito español fue Dile, que pasa por ser una de las primeras canciones del verano. Pero el artista alcanzó el estrellato gracias a sus apariciones en televisión, en las que llamaba la atención por sus aires de pícaro elegante, su acento porteño y, sobre todo, sus corbatas de colores, dimensiones y estampados asombrosos. Fue en programas como Amigos del lunes, Gran parada y, ya en los 70, El hotel de las mil y una estrellas donde lanzó sus éxitos musicales más sonados, La chatunga, Juanita Banana, El tío calambres, La banda está borracha, El sol español, Con amor o sin amor y La vida pasa felizmente, toda una declaración de optimismo pop también conocida por el título alternativo de Es una lata el trabajar, la primera línea de su letra. La mayor parte de los éxitos de Aguilé se caracterizaron por su visión alegre de la vida y su humorismo, aunque también triunfó con temas serios, como Cuando salí de Cuba.

Finalista del Planeta

Aguilé alcanzó tal popularidad que se convirtió en uno de los personajes más imitados por humoristas como Martes y Trece y Fernando Esteso, con el que protagonizó un famoso sketch autoparódico al son de La vida pasa felizmente. Pero además de ser cantante, showman y presentador de televisión, Aguilé se dedicó a otras muchas actividades. Fundó su propia discográfica, se dedicó a la producción y fue asesor musical en el concurso 1, 2, 3... responda otra vez. En el teatro estrenó la comedia musical Una gran noche (1972) y Por las calles de Madrid (1992), un espectáculo que se representó durante casi una década en Buenos Aires con el título España es una fiesta. Menos conocida es su faceta como escritor, que abarcó desde la literatura infantil -Golito y un emisario de la cuarta dimensión (1976)- hasta una novela sobre la cocaína y el tráfico de drogas -La nieve de las cuatro estaciones (2002)-, cuya segunda parte estaba escribiendo ahora. Le gustaba señalar en las entrevistas que había sido finalista de los premios Planeta en dos ocasiones con las novelas Dominó (1984) y La guerra nunca aclarada (1989), firmadas con el pseudónimo Alejandro Alcántara.

Aunque no grababa un disco completo desde 1999, nunca dejó del todo la música. Publicó algunos recopilatorios y siguió actuando esporádicamente. Su última grabación fue Nadie me quita mis grabaciones en Castellón, un tema promocional que representó a dicha provincia en Fitur en 2007 y cuyo vídeo se convirtió en un éxito inesperado en Internet. Aparte de una novela inconclusa, Aguilé deja varios proyectos inacabados, entre ellos una zarzuela dedicada a Madrid y una obra de teatro sobre el poeta argentino José Hernández.