Su eje simétrico central, espectacular. / ESTEBAN
Jerez

Los Judíos estudia restaurar el manto del Desconsuelo

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N o debe esperar más. Ese es el planteamiento en la hermandad de los Judíos de San Mateo, que han visto el progresivo deterioro del manto de Nuestra Señora del Desconsuelo en los último años. Desde hace más de una década, la hermandad del Martes Santo ha expresado su preocupación por el estado de conservación de una de sus piezas más emblemáticas, el magnífico manto de Rodríguez Ojeda. Por ello, y antes de someter a Cabildo de hermanos la votación sobre la posible restauración del manto, la Junta de Gobierno de la cofradía tuvo a principios de semana una primera toma de contacto con algunos hermanos destacados de la cofradía, a los que consultó sobre su participación e interés en la ejecución de los trabajos que serán necesarios en la restauración del portentoso manto de Nuestra Señora del Desconsuelo, uno de los más valiosos de nuestra Semana Santa.

José Manuel Rodríguez Ojeda realizó, en oro fino, los bordados tanto del techo de palio, como de las caídas y del manto de la hermandad del Martes Santo. En concreto, el manto del Desconsuelo se estrenó el 16 de abril de 1905, aunque no se realizó para esta cofradía jerezana. Rodríguez Ojeda realizó esta composición para la hermandad de la Amargura de Sevilla, que lo vendió veinte años después a la cofradía que actualmente preside Angel Bocarando.

El precio cobrado por el taller de Rodríguez Ojeda ascendió a 17000 pesetas, aunque la hermandad de San Mateo pagó por él, dos décadas después, cerca de 20000 pesetas, una cifra altísima para la época. El valor del manto de Nuestra Señora del Desconsuelo radica en su originalidad, ya que es el primero que realiza este autor con estos motivos geométricos y de diseño, y que sirvieron de base para posteriores pasos de palio que realizó el mismo artista. Esta innovación se ve claramente en una de las principales características de los mantos posteriores a esta época, que no es otra que la simetría de los bordados. El eje simétrico se marca en la raya imaginaria que une la embocadura del manto hasta la parte central de la cola. Caracolillos, rosas de pasión y una gran variedad de tipos de punto y elementos se abren paso a ambos lados de la calle central del manto, que se consolida como el eje visual del mismo.

Innovador

Sin duda, una de los motivos más llamativos de esta significativa pieza está en ese eje central, con unas flores que oscilan con suavidad flotando sobre el manto, en un golpe de genio del artista que revolucionó a principios de siglo la estética de la Semana Santa sevillana, y por tanto, la andaluza. Una pieza de primer nivel, por tanto, que ya fue restaurada por Carrasquilla a principios de la década de los ochenta, y que se plantea ahora la posibilidad de tener que ser restaurada de nuevo.

En el aire, el nombre de los bordadores a los que se ha pedido presupuesto, aunque tratándose de una pieza de primerísimo nivel, no cabe duda que los nombres de siempre estarán en la mesa que decida la posible restauración. Así, Santa Bárbara, Paleteiro o Jesús Rosado son las garantías actuales cuando se habla de restauraciones a nivel regional, y Fernando Calderón e Ildefonso Jiménez son las alternativas locales. De hecho, este último acaba de terminar un trabajo similar al restaurar otro manto de Rodríguez Ojeda, el de la hermandad del Santo Crucifijo, y limpió las caídas del palio del Desconsuelo al principio de esta década.

Pues la hermandad del Martes Santo ha decidido que es el momento de restaurar esta joya de nuestro patrimonio, tanto que incluso tienen prácticamente decidido que el manto no procesione más hasta que se ejecute su intervención, que califican de urgente necesidad debido al estado preocupante de la pieza. De hecho, una de las alternativas sería hacer un manto nuevo, copia del actual, aunque esta alternativa ha sido descartada con rotundidad por la Junta de Gobierno, que prefiere recuperar el esplendor del manto que en su día ideara el genio de Juan Manuel Rodríguez Ojeda.