Sarkozy charla con Mitterrand, a la izquierda, en la presentación de una muestra. / AFP
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Sarkozy ampara al 'ministro sexual'

CORRESPONSAL. PARÍS Actualizado: Guardar
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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, escenificó ayer su amparo político al ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand, al que ha renovado la confianza frente a las peticiones de dimisión desde la izquierda y la extrema derecha. El sobrino del difunto estadista socialista François Mitterrand reconoció la víspera en televisión que había tenido relaciones homosexuales de pago con jóvenes en Tailandia, pero condenó tanto la pederastia como el turismo sexual.

El origen del escándalo desencadenado esta semana en torno al símbolo onomástico de la apertura de Sarkozy a la izquierda se sitúa en el encarcelamiento en Suiza a petición de Estados Unidos del cineasta francopolaco Roman Polanski. En una primera reacción emocional, Mitterrand valoró la violación de una adolescente de 13 años en 1977 imputada al realizador como «una historia vieja que no tiene verdaderamente sentido».

El lunes, Marine Le Pen, hija del presidente del ultraderechista Frente Nacional (FN), relacionó ese punto de vista con una supuesta inclinación del ministro de Cultura hacia la pedofilia. Para sustentar la tesis, la vicepresidenta del FN leyó en un programa televisivo varios párrafos del libro La mala vida publicado hace cuatro años por Mitterrand en el que novela su vivencia de la homosexualidad, incluida su fascinación-repulsión por las relaciones sexuales de pago.

Los pasajes más llamativos figuran en el capítulo, titulado Bird, nombre artístico de un efebo tailandés descubierto con «un número colgado de la ingle» en un espectáculo pornográfico de Bangkok. El narrador confiesa su atracción irresistible por los prostituidos, a los que se refiere como «críos» o «chicos», su excitación ante el «mercado de esclavos» y sus remordimientos al regresar a Francia.

Tormenta política

La reedición del duelo Le Pen-Mitterrand se transformó en tormenta política cuando el portavoz del Partido Socialista, Benoît Hamon, exigió la dimisión del ministro por «justificar, al abrigo de un relato literario, el turismo sexual». El autor de La mala vida se contentó con replicar: «Si el FN me arrastra por el barro, es un honor; si lo hace un diputado de izquierdas, es una vergüenza para él».

Pero la polémica cobró un tono tan virulento que Sarkozy se vio obligado a intervenir. A primera hora del jueves convocó al interesado en el Elíseo junto a los principales responsables del poder conservador. En la reunión se decidió que el ministro de Cultura y Comunicación compareciera en el telediario nocturno de la cadena privada TF1, pese a que bajo su tutela se encuentra la televisión pública en la que ha sido productor, guionista y presentador.

En la entrevista, con récord de audiencia, Mitterrand lanzó un doble mensaje: condena absoluta del turismo sexual y de la pederastia, «en la que jamás he participado de ninguna manera»; reconocimiento de haber sido cliente de muchachos mayores de edad en Tailandia. Además, descartó por completo la dimisión para no sumar «la indignidad a la injusticia del tratamiento que se me hace».

Sarkozy se dejó ver ayer afectuoso y cariñoso con Mitterrand con ocasión de la inauguración de una exposición en París. En julio pasado ya había declarado que su controvertido libro le había parecido «valiente y talentoso». Días antes, el 23 de junio, acababa de incorporar a su Gobierno a aquel amigo que le había presentado su tercera esposa, Carla Bruni. Con él se apuntaba el tanto de tener a un Mitterrand a su servicio, poco importa que nunca hubiera sido de la familia política de su egregio tío.